Defender la familia
Hay familia nuclear y familias de origen. Estas últimas las compuesta por padres, suegros, hermanos, tíos, etc. Y cuando hablamos de familia nuclear pensamos en la pequeña -aunque pueda ser muy grande-, a la inmediata, que consta de padres e hijos, y ya. Y hay que defenderla. Hablar de esto así duele un poco a los abuelos y a los tíos, pero es conveniente recordar algo que los esposos/padres tienen muy claro, pero que los otros no entienden del todo.
No es una cuestión sencilla, porque si un padre/abuelo está enfermo, hay que atenderle. Eso supone faltar de casa más o menos tiempo. A veces la solución más útil es tenerlo en el propio hogar familiar. En todo caso puede suponer un tiempo de dedicación que casi siempre va en perjuicio de esposos o hijos. Por lo tanto no es una cuestión sencilla. Se necesita un equilibrio bastante complicado y un estudio atento de las soluciones.
“No te has casado con tu hermano ni con tu padre. Aprecia todo lo que tu pareja te aporta. Recuerda lo que te enamoró de él o ella y ponlo en valor. Muérdete la lengua por dentro y por fuera para evitar esa crítica y esa descalificación que te llevan a menospreciarle. Le quieres, así que mírale con indulgencia cuando cometa un error, recuerda que tú también los cometes, y abrázale cuando te sientas feliz y orgullosa de estar a su lado” (p. 100), nos cuenta Nacho Tornel en su reciente e interesante libro.
Sabemos muy bien que esos problemas se pueden dar y que, por lo tanto, hay que estar muy atentos, cuidando lo principal, sabiendo lo mucho que hay en juego, porque hay que bordar, ante todo, las cuestiones de la propia casa, el cuidado del marido, de la esposa y, ya no digamos, cuando van llegando los niños. No es fácil que salga solo, porque puede haber descuidos, porque un día han surgido ciertas tensiones en casa, y puede existir cierta tendencia al desahogo con el hermano o la hermana, que me comprende perfectamente.
“Vosotros dos sois lo más importante el uno para el otro. No me cansaré de repetirlo. Por eso, la atención a la familia de origen debe ser también algo que se pase por el filtro del otro, y ha de verse el modo de seguir atendiendo a vuestros padres sin estorbar el ritmo de vuestra nueva familia, que, insisto, sois vosotros dos. con generosidad, por supuesto que sí…, pero sin olvidar que vuestra familia nuclear, por pequeña y reciente que sea, es lo primero”(p. 104). Si esto debe ser así siempre, mucho más en el momento en que llegan los hijos.
Cuando hay unos abuelos muy disponibles existe el peligro de colocarles a los niños con demasiada frecuencia. Los abuelos, normalmente, no se van a quejar porque en general están encantados de tenerlos con ellos, pero para la educación correcta de los niños deben estar, habitualmente, con los padres. No hay que olvidar que, se mire como se mire, los abuelos tienden a consentir muchos caprichos.
Esto supone, como tantas veces se repite, que los padres deben tener tiempo en casa. Hay que estar en casa, haya o no haya niños, porque hay que hacer familia y eso lleva tiempo. Muy mala cosa es dar más importancia al trabajo que a la familia.
Ángel Cabrero Ugarte
Nacho Tornel, Relacionarte, Planeta 2023