Cristianismo y bienestar

Niños jugando a videojuegos.
Niños jugando a videojuegos.

Nos llegan noticias, con cierta frecuencia, del aumento de la fe, de las conversiones, de la vida profundamente cristiana en países que nunca hubiéramos imaginado. En Asia y en África, en lugares que apenas conocemos, encontramos un crecimiento en el número de practicantes que sorprende al católico medio. Sucede que hay muy pocas noticias, en los medios de comunicación más extendidos, sobre estos temas. Hay que tener acceso a medios específicamente religiosos para descubrir el número de sacerdotes ordenados en tal o cual lugar lejano para nosotros.

En no pocos países de América hay bastantes más vocaciones sacerdotales que en España. En Brasil, en Colombia, incluso en Venezuela, contra lo que uno podría pensar, hay una intensidad religiosa, con vocaciones de entrega total, que ya nos gustaría ver en nuestro país. También hay países en Europa con mucha más práctica religiosa que en la “católica España”, como Polonia o Hungría.

El número de cristianos, de sacerdotes y de obispos en China ha ido creciendo de un modo muy poco conocido, pues el poder político no da facilidades. En la India hay incluso cierta persecución a las religiones cristianas, pero hay lugares con mucha práctica religiosa.

Un grupo de universitarios de Madrid ha viajado a Burundi, para dedicar una parte de sus vacaciones veraniegas a echar una mano a los sacerdotes del lugar. Es el país más pobre de África y el más pobre del mundo, según datos publicados recientemente. Me contaban que en algunas aldeas de aquel país podían pasar varios días sin tener qué comer. Les llevaron arroz y pudieron comerlo a puñados. Allí no tienen cubiertos ni platos, porque suelen comer de un modo más básico. Así que cogen en la mano el arroz que les han traído en una mano y comen. Si un hombre de esos lugares consigue un trabajo, y se pasa nuevo horas trabajando, le pagan 0,95 € al día. Pues la mayoría de aquella gente son católicos. Muy practicantes.

Hay muchas gentes en todo el mundo que no tienen ningún tipo de lujo, viven con lo justo, a veces ni eso, pero tienen la fe católica. Y tienen sacerdotes que les atienden. Antes eran siempre misioneros; ahora, con mucha más frecuencia, son autóctonos.

Y nos da un poco de envidia y, sobre todo, nos lleva a algunas reflexiones. En España hace 50 años vivíamos con la mitad de la mitad de lo que solemos tener ahora muchas personas. Y la práctica religiosa era muy superior a la de ahora. Esto nos podría hacer pensar en cuales son los modos de vida que vemos como normales entre nosotros. En la educación de los hijos predomina el capricho, darles de todo desde pequeñitos. ¿Cuál es el resultado? Niños egoístas. Los padres, con frecuencia padre y madre, dedicando mucho tiempo al trabajo, porque es el medio de ganar mucho dinero y mantener un nivel social. Los hijos, solos en casa con bastante frecuencia, rodeados de caprichos, pantallas y móviles.

Esto abunda en Occidente. Esto perjudica la vida cristiana de jóvenes y de mayores. Esto hace daño a la sociedad nuestra, que ha perdido la idea de lo significa exigencia en la educación, planteamientos religiosos en el día a día; y, por lo tanto, prioridad del bien vivir sobre vivir para Dios, que es ciertamente lo definitivo.

Al repasar estas experiencias habituales no estamos pensando en gente rara. Es una advertencia a muchas familias cercanas que tienen de todo menos a Dios. No suele ser la fe lo prioritario.

 
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