Propaganda Fide (II). La Congregación desde el siglo XVIII a nuestros días

En este capítulo partimos de los fines de la Congregación durante el sigo XVIII, la etapa de la Revolución Francesa, y Napoleón, y la actual denominación y puesta al día de la Institución.

La Congregación durante el siglo XVIII insistía con constancia en la erección de escuelas en los territorios de misión, y prohibió la trata de esclavos, viendo en ella un grave obstáculo para el desarrollo misionero, interviniendo de forma enérgica y reiterada en la abolición de la esclavitud.

Con la revolución francesa, sobrevino un periodo particularmente oscuro y difícil para las misiones en general y para la Congregación de Propaganda Fide en particular. El papa Pio VI (1717-1799), depuesto y arrestado por los revolucionarios, muere en prisión, y será también suprimida la Congregación, siendo enviado el Prefecto del dicasterio al exilio fuera de Roma.

El cardenal Borgia asume la dirección de las misiones y su traslado (1802-1804). Crea cerca de Roma un museo en el que recoge objetos antiguos, obras de arte y manuscritos, de los que se sirve para profundizar y hacer estudiar la cultura, la religión, la historia y los usos y costumbres de los diversos pueblos, promueve obispos y jerarquías nativos e indígenas y la celebración de la Liturgia en lengua vernácula.

Tras la retirada de las fuerzas francesas de Roma, Borgia comenzó a comprar de nuevo las antiguas propiedades de Propaganda y a reconstruir el dicasterio.

La forma de comportarse Napoleón fue completamente diversa de la utilizada por la Revolución Francesa; sacó provecho de la organización y de las relaciones internacionales de la Congregación. No la suprimió, sino que permitió la continuidad de su actividad declarando incluso “Imperiales” sus Gastos. De todas formas, los daños materiales sufridos de nuevo por Propaganda fueron ingentes. Todo el archivo había sido transportado a Paris y cuando volvió a Roma faltaban muchos documentos.

Actualmente la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, históricamente denominada “De Propaganda Fide”, es “el conjunto de los dicasterios y organismos que ayudan al romano pontífice en el ejercicio de su supremo oficio pastoral para el bien y el servicio de la Iglesia Universal y de las iglesias particulares, ejercicio con el que se refuerzan la unidad de fe y de comunión del Pueblo de Dios y se promueve la misión propia de la Iglesia en el mundo” (artículo 1 Constitución Apostólica Pastor Bonus definida por San Juan Pablo II).

Explicaba el Papa Francisco en el mensaje del DOMUND de este año: “Deseamos que la congregación, como en los cuatro siglos pasados, con la luz y la fuerza del Espíritu, continue e intensifique su trabajo de coordinar, organizar y animar la actividad misionera de la Iglesia”… “La Congregación se reveló crucial para hacer que la misión evangelizadora de la Iglesia sea realmente tal, independiente de las injerencias de los poderes mundanos con el fin de constituir las iglesias locales que hoy muestran tanto vigor”.