Iglesia de Santiago y San Juan Bautista en Madrid (III)

Fachada Principal Iglesia Santiago y San Juan Bautista de Madrid.
Fachada Principal Iglesia Santiago y San Juan Bautista de Madrid.

A continuación, vamos a describir las características de la fachada, la estructura y los materiales que intervienen en la composición del templo.

La fachada principal es muy plana y sencilla, con paños lisos de ladrillo y granito de corte neoclásico en algunos de sus elementos. Se estructura en tres calles. En la central se inscribe la portada adintelada entre cuatro pilastras de orden toscano que sustentan el entablamento. Sobre la portada, un altorrelieve de mármol representa a Santiago a caballo en batalla. En el piso superior, otras tantas pilastras sujetan la cornisa y un frontón curvo partido rematado en cruz añade algo de dinamismo a la fachada. Cobija un gran ventanal de arco rebajado con vidriera con las cruces de Malta y San Juan iluminando el coro, situado sobre la entrada del templo.

Las calles laterales tienen ventanas adinteladas con rejas y sobre ellas, lunetos con la cruz de Santiago y la venera. Más arriba tarjetones de piedra caliza enmarcados por zócalo, pilastras, encadenados y entablamento, cornisa y frontón de granito que se repiten en el piso superior. Sobre la cubierta y ladeada se alza la torre del campanario, de planta cuadrada con pilares de madera y cuatro magníficas rejas balconadas. En el centro se alza la gran cúpula sin tambor con esbelta linterna poligonal de doce caras con vidrieras, rematada por chapitel con bola y cruz. Este conjunto está revestido de planchas de plomo.

La fachada principal responde a los cánones clásicos armónicos y equilibrados de Villanueva. La fachada resulta ser así uno de los valores más indiscutibles del edificio.

Las fachadas laterales, de menor importancia, mantienen el zócalo, recercado de huecos y cornisa de granito mientras que el resto de la fábrica está revocada.

El espacio interior, muy recogido, está concebido mediante una cúpula sobre las cuatro pechinas de los grandes machones. Se estructura el conjunto mediante el apilastramiento de los machones y la unificación de los arranques de la cúpula y bóveda mediante un entablamento corrido, sobre el que discurre una ligera pasarela.

Es también interesante y merece comentario la cripta que se encuentra bajo la rotonda del crucero. Está conformada por una bóveda de arista de arcos rebajados que apoyan en los cuatro grandes machones. También bajo los brazos de la cruz griega se abren en la cripta sendos brazos cubiertos con bóveda de cañón rebajados.

Sección Transversal.
Sección Transversal.

El sistema constructivo de la iglesia es de piedra granítica y de ladrillo apareciendo, en el caso del ábside, bóvedas compuestas por camones de madera y yeso. El muro interior aparece revestido con un estrato de yeso, y sobre él se encuentran dispuestos los lienzos adheridos mediante un adhesivo orgánico y fijados, en el caso de las pechinas con clavos. La decoración de la cúpula se completa con un festonado de guirnaldas en relieve realizadas en yesería dorada que recorren la totalidad del contorno inferior. Del mismo modo las pilastras de las naves del crucero se rematan con capiteles de orden jónico con la venera compostelana en yeso dorado. 

Los materiales empleados en la cubierta son la teja árabe en los faldones a cuatro aguas y el plomo en la cubrición de la cúpula, linterna, torre de campanario y faldones perimetrales que rodean estos cuerpos y que montan sobre la cubrición de teja.

 

El resto de paramentos lisos y bóvedas sin pintura mural están acabados con enlucido de yeso blanco y diversas capas de pintura.

Detalle Acabado Tambor Cúpula.
Detalle Acabado Tambor Cúpula.
Debido a que el sistema pictórico del templo es extenso en todos sus aspectos, vamos a limitarnos a describir las pinturas sobre lienzo que se alojan en el espacio sagrado dejando para otro momento la iconografía relativa a pinturas murales y escultura.

Pinturas sobre lienzo

La iglesia custodia dos importantes cuadros de la segunda mitad del siglo XVII:

Santiago en la Batalla de Clavijo de Francisco Rizi de Guevara (1614-1685). Situado en el altar Mayor. Restaurado en 1872 por Gato de Lema y en 2003.

Es un cuadro de composición geométrica altamente definida mostrando dos líneas diagonales que se cruzan entre sí. Una de ellas la define el caballo de Santiago saltando sobre los musulmanes en línea ascendente, y otra definida por el musulman de torso desnudo aplastado por aquel.

El cromatismo de la composición es notable, acentuándose el núcleo blanco del cuarto trasero derecho del caballo, que destaca sobre los fondos negros del tercio inferior del cuadro y sobre la coraza de Santiago. Asimismo, azules, violetas, rojos, naranjas y color carne mezclados en paleta pluriforme se combinan en una magistral aleación plástica.

La iconografía de la representación muestra los valores sublimados de la reconquista, en los que España y la fe se conjugan en una visión triunfal. La espada de Santiago y las lanzas que se insinúan al final de la composición sirven de contrapunto al casco de coronación cuasi celeste, que el ángel enmarca sobre la cabeza del apóstol.

Como toda la producción de Rizi, estamos ante un caso sobresaliente de ejercicio pictórico del artista madrileño.

Santiago en la Batalla de Clavijo.
Santiago en la Batalla de Clavijo.

El bautismo de Jesús, de Juan Carreño de Miranda (1614-1685) Sobre la pila bautismal de la capilla del baptisterio. Cuadro restaurado en fecha reciente.

Este lienzo y el de Ricci proceden de los antiguos templos de Santiago y de San Juan Bautista respectivamente.

La composición consta de dos partes, inferior y superior en el lienzo, destacándose en la primera la escena del Bautismo de Dios Hijo por San Juan, siendo derramado en este acto la gracia del Espíritu Santo en forma de paloma con la presidencia de Dios Padre.

En esta composición se observan signos y gestos precursores de lejana modernidad. Concretamente hay algo de esbozo impresionista en las figuras de Jesús y San Juan y de expresividad moderna en la configuración general.

De esta forma, Jesús es narrado con una corporalidad no exenta de abstracción. Le falta la clásica “reciedumbre” con que a estos efectos siempre es representado. Su carnalidad no es tersa, sino con una estilización blanda.

En el rápido esbozo de San Juan, en el que solo se detalla suficientemente su mano y su cabeza, se observa su compostura de hombre del desierto y su musculatura más tensa.

El bautismo de Jesús.
El bautismo de Jesús.

Y en el lado del evangelio: El tránsito de San Julián, de Mariano Salvador Maella (1739–1819).

Pese a las diferencias estilísticas de Maella con Goya, ambos coetáneos y cuñados, les une una parecida forma de tratar la luz y el contraste con la oscuridad, hasta la más negra. Aparentemente, Maella era el autor tradicional y de clásica y oficial paleta, mientras que Goya representaba la ruptura con la tradición y el arrojo hacia nuevos caminos pictóricos. Sin embargo, en este cuadro de Maella, podemos ver en los distintos planos en que se representa la acción, tanto desde el primero en el que abre su alma a Dios, hasta el último, en el que es atendido en el lecho de muerte, cierta transgresión narrativo-pictórica y también plástica, al saltarse los cánones habituales.

El tránsito de San Julián.
El tránsito de San Julián.

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