¡Toma un respiro a través de la oración!

Imagen de Jose Antonio Alba de Pixabay.
Imagen de Jose Antonio Alba de Pixabay.
En ocasiones, muchos de nosotros queremos dejar de lado nuestras preocupaciones y ansiedades a como dé lugar, por eso es común recurrir a ejercicios de relajación y desarrollo personal, para tratar de encontrar la calma y la tranquilidad que tanto se anhela. Pero, ¿alguna vez has considerado la oración como una buena forma de tomar un respiro y lograr la paz interior?

A continuación, te proponemos algunas ideas de oraciones que te ayudarán a encaminarte hacia el descanso interior, tal y como lo buscaban los Padres del Desierto en los primeros tiempos del cristianismo:

  • La oración de Jesús: es una oración breve y sencilla que puede repetirse al ritmo de la respiración y practicarse en cualquier lugar. Al hacerla, nuestra respiración se expande, logrando que las palabras lleguen a habitar plenamente en nosotros. De este modo, todo nuestro ser, cuerpo, mente y corazón, pueden sumergirse plenamente en la oración, permitiéndonos así volver a afianzarnos en Jesús.
  • La manducación, es decir, la repetición de versículos bíblicos con el propósito, no solo de memorizarlos, sino también de deleitarse en ellos, es una excelente forma de dejarnos impregnar y penetrar por las Sagradas Escrituras. Se trata de saborear cada palabra, su ritmo, su sonido, las imágenes y sensaciones que evocan en nosotros. Por ejemplo, cuando leemos versículos bíblicos que hablan de la confianza en Dios, y los “masticamos lentamente”, estamos permitiendo que su Palabra, viva y eficaz, se haga real en nosotros, lo cual traerá ánimo a nuestras vidas, nos ayudará a manejar la ansiedad, y nos conducirá al anhelado descanso que solo Dios nos ofrece.  
  • La contemplación es otra forma de oración que nos permite estar más enfocados en el ser que en el hacer, calmando así nuestra inquietud y ayudándonos a volvernos plenamente a Dios y a lo que Él nos ofrece cada día. De hecho, resulta bastante nutritivo el poder darnos y darle la oportunidad al Señor, de tomar algunos minutos en el día solamente para contemplar su belleza, su bondad y su grandeza.
  • Por último, citamos la acción de gracias, que es un ejercicio muy provechoso para calmar nuestros corazones ansiosos. Al adquirir el hábito de ser agradecidos con Dios, dejamos de centrarnos en lo que nos falta, y podemos disfrutar y ser felices con lo que Dios nos ha permitido tener hasta el momento. 

Recuerda, el Señor tiene para nosotros planes de paz, felicidad y alegría, así que ¡dejémonos guiar por Él para alcanzarlos!

Escrito por: Alice Ollivier

Traducido y adaptado del francés por: Sharael Sánchez Ochoa. 

Artículo en colaboración con Hozana.org

 
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