¡Oremos con los poemas de algunos Santos del Carmelo!

Bibilia.
Bibilia.

La práctica de la oración y la contemplación permite a los carmelitas desarrollar una riqueza espiritual bastante profunda, y algunos de ellos comparten su belleza interior con nosotros a través de sus escritos, por lo cual no es de extrañarse que, con el pasar de los años, se haya consolidado una tradición poética admirable en el Carmelo, y que varios santos y santas carmelitas, también sean grandes poetas. De hecho, algunos de ellos nos invitan a sentir el goce de encontrarse con Dios y contemplar su presencia por medio de sus poemas:

Meditemos con Santa Teresa de Ávila, quien, con estos cortos versos de su poema Alma, buscarte has en Mí, nos motiva a tener un tiempo de recogimiento e intimidad con Cristo, ese ser especial que habita en nuestro interior:

"Y si acaso no supieres dónde me hallarás a Mí, no andes de aquí para allí, sino, si hallarme quisieres, a mí buscarme has en ti.

Porque tú eres mi aposento, eres mi casa y morada, y así llamo en cualquier tiempo, si hallo en tu pensamiento estar la puerta cerrada.”

-Contemplemos a Dios con San Juan de la Cruz y su Cántico Espiritual, el cual nos hace un llamado a mirar el mundo con los ojos amorosos de Cristo, y a darnos cuenta de que la belleza nos habla de Dios:

"Mil gracias derramando,

pasó por estos sotos con presura,

y yéndolos mirando,

con sola su figura

 

vestidos los dejó de hermosura."

Disfrutemos el presente con Santa Teresita del Niño Jesús y su poema Mi canto de hoy, en el cual nos invita a saborear ese maravilloso momento que tenemos con Dios HOY:

"Mi vida es un instante, una efímera hora,

momento que se evade y que huye veloz.

Para amarte, Dios mío, en esta pobre tierra

 no tengo más que un día:

¡sólo el día de hoy!..."

Sintamos el soplo del Espíritu con Edith Stein, Santa Teresa Benedicta de la Cruz, quien nos invita a meditar sobre el actuar amoroso del Espíritu Santo en nuestras vidas a través de su poema ¿Quién eres tú, dulce luz? :

"¿Quién eres tú, dulce luz que me llenas

e iluminas la oscuridad de mi corazón?

Tú, más cercano a mí que yo misma

y más íntimo que mi intimidad,

y aún inalcanzable e incomprensible,

y que todo nombre haces renacer:

Espíritu Santo, ¡Amor Eterno!".

Entonces, ¿te animas a comenzar este año orando con los poemas del Carmelo?

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