La importancia de hacer silencio
Quizás, muchas veces hemos escuchado decir que, el silencio es una actitud espiritual esencial. De hecho, Santa Teresa de Calcuta se refirió al respecto, diciendo: “Si queremos rezar, primero debemos aprender a escuchar, porque en el silencio del corazón, Dios habla”.
Por lo tanto, no es de extrañarse que en la liturgia existan tiempos específicos de silencio, los cuales nos permiten profundizar más en la oración, acoger la Palabra de Dios y disponer nuestros corazones para Cristo, quien se entrega a nosotros a través de la Eucaristía.
El silencio también está muy presente en varias tradiciones y prácticas de oración, como es el caso de la oración de Santa Teresa de Ávila, la adoración eucarística, la fase de contemplatio de la lectio divina, entre algunas otras.
Además, en el Evangelio de Mateo, Jesús mismo nos exhorta sobre nuestra tendencia a “parlotear” demasiado cuando oramos, para recordarnos la necesidad del silencio...
Todo esto puede parecer difícil, pero si necesitas ayuda, puedes rezar junto a San Juan de la Cruz diciendo: “Impón incluso silencio en mi oración, para que sea impulso puro hacia ti”, para pedirle a Dios la gracia de aprender a guardar silencio.
Por otro lado, recuerda que, además de los momentos de oración, el silencio también es una forma de experimentar el mundo de una manera más profunda, y nos puede ayudar a estar más presentes y disponibles para nosotros mismos, para los demás, ¡y por supuesto, para Dios!
En otras palabras, cuando propiciamos estos momentos de silencio en nuestro cotidiano, disponemos nuestro corazón para escuchar al Señor, y nos volvemos más sensibles a su presencia.
Y sí, sabemos que, en ocasiones, puede resultar difícil dedicar mucho tiempo al recogimiento, pues tenemos nuestra agenda bastante apretada, sin embargo, si nos lo proponemos, podemos encontrar pequeños momentos para hacer silencio ante Dios. A continuación te comparto unas ideas:
- - Antes de una comida, para invitar al Señor a nuestra mesa
- - Antes de un encuentro con alguien, para acoger a Dios en la otra persona
- Mientras caminamos, para abrirnos a la contemplación:
Recuerda:
“Tenemos que encontrar a Dios, y él no se puede encontrar en el ruido y la inquietud. Dios es el amigo del silencio” (Madre Teresa de Calcuta).
Así́ que, anímate a regalarte unos segundos o minutos de silencio verdadero, para dar un pequeño espacio a Aquel que quiere encontrarnos en "el susurro de una brisa suave" (1 Reyes 19:12).
Escrito por: Alice Ollivier de Hozana.org
-Traducido y adaptado del francés por Sharael Sánchez Ochoa