Un reto apostólico para la Iglesia

Cada nuevo dato, cada nuevo programa es una invitación a que todos los creyentes unamos nuestras oraciones para que el Espíritu Santo convierta esos días en una verdadera Pentecostés. Las palabras del Papa, del Arzobispo de Madrid, de todos los organizadores, marcan bien la pauta.

Quiero añadir a esas noticias, dos recientes que si bien no hacen una relación directa a la Jornada, si justifican el título de estas líneas; porque nos informan de hechos que son un auténtico reto para la Fe de todos los creyentes.

La primera noticia es una buena llamada de atención: el número de lugares de reunión de grupos protestantes, especialmente evangelistas, ha aumentado considerablemente en Cataluña durante los últimos años.

La segunda llega también de nuestras costas mediterráneas: de Almería, y más concretamente de Roquetas de Mar, Norias de Daza y la Mojonera.

Dos misioneros de África, de los "padres blancos", se situaron en la zona antes de acabar el siglo XX, con el deseo de evangelizar a los africanos que llegaban a aquellas tierras en busca de trabajo y de acogida.

Desde entonces, la labor pastoral ha ido creciendo paso, y este año han tenido la alegría de recibir en la Iglesia, de Bautizar, de Confirmar, y en algunos casos, de unir en Matrimonio, 58 africanos, jóvenes y adultos, asentados ya en la tierra, trabajadores de las plantaciones de cultivos que llenan los mercados de Europa.

Cincuenta ocho nuevas familias católicas, que se suman a las que han ido naciendo desde 1998, año de la llegada de estos misioneros. Y yo ya me imagino la alegría, y las acciones de gracias de estos "padres blancos", cuando vivan la ordenación sacerdotal de los primeros afro-españoles de color, nacidos en las tierras que los acogieron.

Las dos noticias nos hablan del Reto de la Emigración. De un lado los dos hechos son una confirmación, por si fuera necesaria, de que Dios "esta vivo", o mejor dicho, de que "Dios vive", y de que todos los hombres de buena voluntad le buscan.

Y de otro lado, ponen a la Iglesia ante el verdadero sentido de la acogida, de la "solidaridad" con los emigrantes.

 

Y aquí viene la luz de la Jornada Mundial de la Juventud. La gran acogida, la verdadera acogida cristiana a todas las personas, es la de transmitirles nuestros verdaderos tesoros, y ningún tesoro como el de nuestra Fe en Cristo Señor, Hijo de Dios hecho hombre; ningún tesoro, como el de la acogida en la Familia de Dios, que es la Iglesia.

Los africanos de Almería, y la mayoría de los sudamericanos protestantes de Cataluña, esperan que la Iglesia en España les comunique esas luces que el Papa ha transmitido en todas las Jornadas Mundiales de la Juventud que ha vivido hasta ahora, y seguiré transmitiendo en Madrid:

"En Jesucristo, que por nosotros permitió que su corazón fuera traspasado, se ha manifestado el verdadero rostro de Dios".

"Presentad vuestras alegría y vuestras penas a Cristo, dejando que Él ilumine con sus luz vuestra mente y toque con su gracia vuestro corazón (...) Haced la experiencia liberadora de la Iglesia como lugar de la misericordia y de la ternura de Dios para con los hombres. En la Iglesia y mediante la Iglesia', llegaréis a Cristo, que os espera" (Colonia, 2005).

El Papa nos ha invitado a rezar para que todos los participantes en la Jornada Mundial descubran su "vocación". Es una invitación que se aplica también a todos los emigrantes. Que descubran en la Iglesia Católica viva en los pueblos que los acogen, su vocación a la Fe, que todos puedan vivir con los cristianos que se solidarizan con ellos en todas sus necesidades, "la experiencia del Señor Jesús resucitado y vivo, y de su amor por cada uno de nosotros" (Mensaje para la JMJ 2011).

Ernesto Juliá Díaz

ernesto.julia@gmail.com

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