Ordenación de hombres casados: no es tan extraño que se haya solicitado en el Sínodo de la Amazonia

Tras presentar el documento final, el Papa tiene ahora la última palabra. Las Iglesias orientales permiten sacerdotes con familia

Conclusión de un Sínodo de los Obispos. (Vatican Media)
Conclusión del Sínodo de los Obispos. (Vatican Media)

El sábado 26 de octubre se aprobó el documento final del Sínodo de los Obispos sobre la Amazonia, (leer el texto íntegro aquí) en el que han participado 185 padres sinodales -incluidos los 113 obispos de la Amazonia y los presidentes de las conferencias episcopales de los nueve países, además de 35 "madres sinodales" entre las que han figurado por primera vez 10 religiosas elegidas por la Unión Internacional de Superioras Generales - seis pastores de otras confesiones cristianas y 55 auditores. 

Como señala el documento, se registró la participación activa de más de 87.000 personas de culturas distintas, sectores eclesiales, académicos, y organizaciones de la sociedad civil. 

¿Por qué la Iglesia ha debatido durante tres semanas sobre este tema? Entre otras razones, como dice el documento final, la Amazonia es un extenso territorio con una población estimada en 33.600.000 habitantes, de los cuales entre 2 y 2,5 millones son indígenas.

Este espacio, conformado por la cuenca del río Amazonas y todos sus tributarios, se extiende por 9 países: Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Brasil, Guyana, Surinam y Guayana Francesa. La región amazónica es esencial para la distribución de las lluvias en las regiones de América del Sur y contribuye a los grandes movimientos de aire alrededor del planeta; en la actualidad es la segunda área más vulnerable del mundo con relación al cambio climático por la acción directa del hombre.

Narcotráfico, venta de órganos, turismo sexual..

Los padres sinodales han estudiado cómo la Iglesia puede contribuir a la humanización de estas tierras y a la evangelización de la Amazonía "una hermosura herida y deformada, un lugar de dolor y violencia".

En el punto 10 del documento, se describe algunos de esos males: atentados contra la naturaleza, amenazas contra la vida, apropiación y privatización de bienes de la naturaleza, como la misma agua; las concesiones madereras legales y el ingreso de madereras ilegales; la caza y la pesca predatorias; los mega-proyectos no sostenibles (hidroeléctricas, concesiones forestales, talas masivas, monocultivos, carreteras, hidrovías, ferrocarriles y proyectos mineros y petroleros); la contaminación ocasionada por la industria extractiva y los basureros de las ciudades y, sobre todo, el cambio climático.

"Son amenazas reales que traen asociadas graves consecuencias sociales: enfermedades derivadas de la contaminación, el narcotráfico, los grupos armados ilegales, el alcoholismo, la violencia contra la mujer, la explotación sexual, el tráfico y trata de personas, la venta de órganos, el turismo sexual, la pérdida de la cultura originaria y de la identidad (idioma, prácticas espirituales y costumbres), la criminalización y asesinato de líderes y defensores del territorio. Detrás de todo ello están los intereses económicos y políticos de los sectores dominantes, con la complicidad de algunos gobernantes y de algunas autoridades indígenas. Las víctimas son los sectores más vulnerables, los niños, jóvenes, mujeres y la hermana madre tierra", explica el texto. 

Ordenación de hombres casados 

Sin embargo, la gran novedad y noticia ampliamente difundida en todos los medios de comunicación, que ha sido recogida por cadenas de televisión nacionales, ha sido la siguiente:  "El Sínodo de la Amazonia propone la ordenación sacerdotal de hombres casados". 

Un punto polémico. Algunos se escandalizan con esta propuesta y otros consideran que es un documento histórico que desembocará en la abolición del celibato obligatorio para los sacerdotes católicos. 

 

El Papa Francisco, en su mensaje final al concluir el Sínodo, pidió, sobre todo a los medios de comunicación, prestar atención a los diagnósticos del Sínodo y “no a las cositas”.

Pues bien, este documento es solo un papel de trabajo para el Papa. Francisco lo puede desde guardar en un cajón, hasta hacerlo suyo íntegramente. Como en los anteriores sínodos, él ya ha adelantado que espera publicar una exhortación apostólica sobre el Sínodo antes de final de año. 

Lo cierto es que en las Iglesias orientales católicas, se permite ordenar a hombres casados y, por lo tanto, no es tan extraño que se haya pedido en este Sínodo de la Amazonia.

Sin embargo, en las Iglesias orientales no existe el término "viri probati", es decir, hombres idóneos y reconocidos en la comunidad, sino que los casados pueden ordenarse si realizan todos los estudios, van cinco años al seminario y el obispo les considera idóneos. En cambio, los obispos de todos los ritos y en todas partes, siempre deben ser célibes. 

Otras voces señalan que en esas tierras lo que se necesita es la presencia de más sacerdotes célibes de otros países, que se empapen de las tradiciones de esos pueblos sin renunciar a la doctrina católica y con una profunda vocación misionera que es escuchar sus necesidades y costumbres, pero anunciando íntegramente el Evangelio. 

Punto 111 del Documento 

Este asunto queda recogido en el punto 111 del documento que dice literalmente así: "Muchas de las comunidades eclesiales del territorio amazónico tienen enormes dificultades para acceder a la Eucaristía. En ocasiones pasan no sólo meses sino, incluso, varios años antes de que un sacerdote pueda regresar a una comunidad para celebrar la Eucaristía, ofrecer el sacramento de la reconciliación o ungir a los enfermos de la comunidad. Apreciamos el celibato como un don de Dios (Sacerdotalis Caelibatus, 1) en la medida que este don permite al discípulo misionero, ordenado al presbiterado, dedicarse plenamente al servicio del Pueblo Santo de Dios. Estimula la caridad pastoral y rezamos para que haya muchas vocaciones que vivan el sacerdocio célibe. Sabemos que esta disciplina “no es exigida por la naturaleza misma del sacerdocio… aunque tiene muchas razones de conveniencia con el mismo” (PO 16). En su encíclica sobre el celibato sacerdotal san Pablo VI mantuvo esta ley y expuso motivaciones teológicas, espirituales y pastorales que la sustentan. En 1992, la exhortación postsinodal de san Juan Pablo II sobre la formación sacerdotal confirmó esta tradición en la Iglesia latina (PDV 29). Considerando que la legítima diversidad no daña la comunión y la unidad de la Iglesia, sino que la manifiesta y sirve (LG 13; OE 6) lo que da testimonio de la pluralidad de ritos y disciplinas existentes, proponemos establecer criterios y disposiciones de parte de la autoridad competente, en el marco de la Lumen Gentium 26, de ordenar sacerdotes a hombres idóneos y reconocidos de la comunidad, que tengan un diaconado permanente fecundo y reciban una formación adecuada para el presbiterado, pudiendo tener familia legítimamente constituída y estable, para sostener la vida de la comunidad cristiana mediante la predicación de la Palabra y la celebración de los Sacramentos en las zonas más remotas de la región amazónica. A este respecto, algunos se pronunciaron por un abordaje universal del tema". 

Diaconado de mujeres 

Otro de los puntos polémicos que se ha estudiado ha sido el que recoge el 103:  "En las múltiples consultas realizadas en el espacio amazónico, se reconoció y se recalcó el papel fundamental de las mujeres religiosas y laicas en la Iglesia de la Amazonía y sus comunidades, dados los múltiples servicios que ellas brindan. En un alto número de dichas consultas, se solicitó el diaconado permanente para la mujer. Por esta razón el tema estuvo también muy presente en el Sínodo. Ya en 2016, el Papa Francisco había creado una “Comisión de Estudio sobre el Diaconado de las Mujeres” que, como Comisión, llegó a un resultado parcial sobre cómo era la realidad del diaconado de las mujeres en los primeros siglos de la Iglesia y sus implicaciones hoy. Por lo tanto, nos gustaría compartir nuestras experiencias y reflexiones con la Comisión y esperamos sus resultados". 

El Papa ha dicho que "recoge el guante" y lo presentará en la Congregación para la Doctrina de la Fe. Este punto requiere más matices porque, si bien el papel indiscutible de la mujer y de muchas religiosas en esos países, que hacen una labor primordial es esencial, la cuestión es que el diaconado es el primer grado del orden, y el orden no es cuestión de realizar determinadas tareas, sino un sacramento que implican una llamada, uno de cuyos presupuestos es ser varón. 

Por eso es importante estudiar bien en qué consistía eso que hacían algunas mujeres en los primeros tiempos y que se designa como diaconía. 

Esperemos la exhortación apostólica del Papa Francisco. 

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