Las luces largas de don Jesús Ortiz

Jesús Ortiz.
Jesús Ortiz.

Acaba de publicar don Jesús Ortiz López, a quien los lectores de este medio conocen de sobra, un librito también para preparar la cuaresma. El título es muy significativo: “Luces largas para el Cielo” y la editorial Biblioteca Online.

Es curioso eso de las luces largas. Una metáfora que se puede aplicar a la Iglesia actual, a la Conferencia Episcopal, a los obispos, a cada uno, al fin y al cabo. Luces largas para el automóvil de nuestra vida. Luces largas que nos permitan ver más allá de nuestra sombra, que alumbren la noche de la existencia, que faciliten las siempre complejas maniobras.

Como dice don Jesús, luces largas “en la conducción de un vehículo, pues están diseñadas para ampliarla visión más allá de lo inmediato y evitar peligros en el camino. En nuestro caso estas luces se refieren a los grandes temas de la fe cristiana sobre los últimos y decisivos acontecimientos que llamamos “novísimos” y que la Iglesia invita a considerar especialmente en el mes de noviembre”.

Es curioso porque poco se oye predicar sobre los “novísimos”. Parecen realidades poco permeables a lo políticamente correcto. La cuaresma es también un tiempo oportuno para hacernos la pregunta sobre la meta, sobre el acierto de haber elegido el camino correcto o sobre los riesgos de habernos desviado.

Toda reflexión sobre las realidades últimas implica una antropología. Y la de don Jesús Ortiz está conjugada con una espiritualidad que no defrauda, impregnada por la experiencia del encuentro con Cristo de san Agustín, de san Juan María Vianney, de santa Teresa de Jesús, de san Juan de la Cruz, de san Josemaría Escrivá, entre otros.

Es decir, a la hora de este abordaje espiritual, lo que brilla es la sana doctrina. Y una erudición cuidada con más que notables citas de autores que sintetizan la experiencia de Dios, y la necesidad de pararnos, en algún momento de nuestra vida, para gustar lo que diría Agustín, el de Hipona:

“Separarse de Ti es caer; volverse a Ti, levantarse; permanecer en Ti es hallarse firme. Alejarse de Ti es morir, volver a Ti es revivir, morar en Ti es vivir. Nadie te pierde sino engañado, nadie te busca sino avisado, nadie te halla sino purificado. Dejarte a Ti es ir a la muerte, seguirte es amar, verte es poseerte. Para Ti nos despierta la fe, levanta la esperanza, une la caridad”.

 
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