La liberación y ordenación de dos obispos en China, un aliento para los fieles

El obispo Julius Jia Zhiguo, obispo clandestino de Zhengding (Hebei), en china continental, fue liberado la semana pasada tras quince meses de detención en un lugar desconocido.

Monseñor Jia fue arrestado con frecuencia y luego liberado después de varios meses. Aunque durante ese tiempo fue segregado en una habitación y sometido a “sesiones políticas” en las que trataron de convencerle para que se adhiera a la Asociación Patriótica (AP), la organización del Partido Comunista que quiere construir una iglesia nacional sin lazos con la Santa Sede, el obispo no se ha dejado sobornar.

Según fuentes de la agencia Asianews, este último arresto fue una respuesta a los esfuerzos de la Santa Sede de reconciliar la Iglesia oficial y la Iglesia clandestina o subterránea en Hebei, la provincia con mayor concentración de católicos. Monseñor Jia se había reconciliado con mons. Jang Taoran, obispo de Shijiazhuang (Hebei), la diócesis oficial. Los dos prelados se han reunido con frecuencia y han comenzado a construir un plan pastoral común. Sin embargo, apenas la Asociación Patriótica lo descubrió, obligó a los dos obispos a no reunirse más y fueron sometidos a la vigilancia policial las 24 horas del día.

Para tratar de entender el problema de fondo es importante tener en cuenta lo que parece que la policía dijo en su momento a monseñor Jia Zhiguo, que la unidad entre los dos obispos “es mala porque es deseada por una potencia extranjera como el Vaticano. Si ha de haber unidad, debe ser a través del gobierno y la AP”. Dada la resistencia de monseñor Jia para suscribir la adhesión a la AP, la policía se burló del obispo diciendo que el gobierno pondrá a otro en su lugar, porque para él “ha llegado la hora de retirarse, dado que está enfermo”.

Monseñor Jia fue arrestado mientras en el Vaticano se celebraba la plenaria sobre la Iglesia en China, en marzo de 2009. En aquel momento, la Santa Sede expresó mediante un comunicado oficial su “profundo pesar” por la detención de monseñor Jia y por la situación de otros obispos y sacerdotes privados de libertad.

Tras su puesta en libertad, siguen estando secuestrados dos obispos clandestinos; uno de 76 años y otro de 87, mientras siguen en la cárcel o en trabajos forzados una docena de sacerdotes.

También es reciente la noticia de la consagración episcopal de un sacerdote de 75 años, en la provincia de Zhejiang, China continental. El nuevo obispo, que guiaba la diócesis de Taizhou como administrador diocesano desde 1999, había sido aprobado por la Santa Sede y las autoridades gubernamentales habían permitido su ordenación.

Por Alfonso Bailly-Bailliére

 

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