José Granados, vicepresidente del IP JPII en Roma: "La identidad del Instituto está gravemente amenazada"

Muestra su total adhesión al Papa Francisco pero se exonera de responsabilidad con respecto a los nuevos estatutos y afirma que no es fruto de un trabajo en común

José Granados
José Granados

Hace unos días, más de 150 alumnos (ahora son 240) del Pontificio Instituto Juan Pablo II en Roma lamentaron los cambios del Instituto en los estudios, así como los nuevos estatutos, y señalaron que estos afectarán su misión e identidad en el marco de la defensa del matrimonio y la familia.

En una carta con fecha 24 de julio que publicaron en su sitio web, y enviada al arzobispo Vincenzo Paglia, Gran Canciller del Instituto; y a su presidente Mons. Pierangelo Sequeri, expresaron su "profunda" preocupación: "la pérdida de la perspectiva formativa y, por lo tanto, de la identidad del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II”. 

Tras la publicación de esta carta y comentarios sobre la aprobación de los Estatutos y la nueva Ordenanza de Estudios del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II, el centro emitió un comunicado de prensa aclarando algunos puntos y desmintiendo otros. 

Al día siguiente, el presidente del Instituto, Sequeri, concedía una entrevista a Vatican News  en la que afirma estar sorprendido por el momento de la publicación de la carta y asegura que "la renovación comienza con una adhesión transparente y profunda a las riquezas de la tradición católica". 

El P. Granados responde a Religión Confidencial 

Ante esta crisis abierta en el Instituto Pontificio Juan Pablo II para la Ciencia del Matrimonio y la Familia, Religión Confidencial ha entrevistado al P. José Granados, vicedecano del Instituto en Roma, consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe y consultor de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos.

 José Granados, que expresa su total adhesión al Papa Francisco, considera que la situación es "grave" y responde a las preguntas de este Confidencial. 

- ¿Los nuevos estatutos del Instituto destruyen la herencia de Juan Pablo II sobre el matrimonio y la familia como han expresado el grupo de 240 alumnos y otras voces? 

- "En los nuevos estatutos hay un cambio decisivo: la reducción drástica de la teología moral. En el comunicado oficial del Instituto emitido el 29 de Julio se dice que la teología moral encuentra una colocación nueva y se señala que hay dos cátedras de moral, la moral del amor y del matrimonio, por un lado, y la ética de la vida, por otro. Lo que no se dice es que había ya, según los antiguos estatutos, dos cátedras que cubrían estas materias (una cátedra de moral especial, para sexualidad y matrimonio, y una de bioética). Tampoco se dice que en el plan de estudios la moral del matrimonio (equivalente a la moral especial) tiene ahora solo 3 créditos, la mitad que las demás cátedras. La moral, por tanto, se ha reducido a la mitad y no solo eso: se han retirado  a los profesores que la enseñaban: Melina, Noriega y, para la bioética, Maria Luisa di Pietro".  

Se han retirado a los profesores polacos 

- ¿Por qué es preocupante la supresión de la cátedra de moral fundamental? 

 

- "Especialmente preocupante es la supresión de la cátedra de moral fundamental, la que ocupaba mons. Melina. Es una cátedra activa desde hace 38 años, en la que enseñó el card. Caffarra, y podríamos decir que es esencial para la labor del Instituto, si tenemos en cuenta que Wojtyla era moralista y que se la confió al primer presidente del Instituto. Para valorar la pregunta que me hace le doy otro dato, que no toca a los estatutos, sino a los cursos que se han cancelado por sorpresa, estando ya programados y preparados desde marzo: se ha quitado a casi todos los profesores polacos (Kupkcak, Kwiatkowski, Grygiel). Enseñaban cursos como expertos en K.Wojtyla / Juan Pablo II, que trataban precisamente de sus escritos, su espiritualidad familiar, su filosofía. ¿Qué cursos se ofrecerán ahora para profundizar en le herencia de san Juan Pablo II? Y, además, al no pedir a la profesora Maria Luisa di Pietro sus varios cursos, desaparece la principal representante de la aportación del cardenal Sgreccia, el cual fue profesor en el Instituto y muy apreciado por Juan Pablo II. Por último, si consulta el plan de estudios, verá que también la Antropología filosófica del amor humano, tan importante para Wojtyla, aunque existe bajo una cátedra (la que correspondería al profesor Kampowski), ostenta solo la mitad de créditos que las asignaturas de las otras cátedras". 

Defensa de la Humanae Vitae

- ¿Qué otras materias se han modificado? 

- "En una de las primeras audiencias que san Juan Pablo II concedió a los profesores del Instituto, el card. Caffarra le dijo que todos los profesores estaban dispuestos a defender dos elementos de la doctrina católica: la enseñanza de Humanae Vitae sobre el amor conyugal, y la indisolubilidad del matrimonio. Hasta ahora, prácticamente la totalidad de los profesores que han enseñado en el Instituto, han defendido estas dos verdades. Si se confirman los nombres de algunos profesores que circulan como nuevos, se pondrán en duda aspectos clave de estas dos enseñanzas. ¿Cómo decir que se mantiene la herencia de Juan Pablo II, un punto sobre el que ha insistido con fuerza el Santo Padre Francisco al querer renovar el Instituto?" 

- En los nuevos estatutos se disminuye la aportación colegial de los profesores estables, y tendrá más influencia directa el Gran Canciller. ¿En qué afecta este cambio de poder? 

- "A quien compara los estatutos antiguos y los nuevos se le hacen claras al menos dos cosas: la primera, disminuye la presencia del consejo de profesores  (los profesores estables tienen ahora solo dos representantes, mientras antes participaban todos, desde sus diferentes cátedras). Esto se aplica a toda la vida del Instituto: disminuye la aportación colegial de los profesores estables para aprobar las tesis doctorales o el plan de estudios. 

La segunda: el nombramiento de nuevos profesores, decisivo para una comunidad académica, queda ahora bajo el influjo directo del Gran Canciller (mons. Paglia) Si se examina con cuidado el procedimiento se verá que es casi imposible que el claustro de profesores pueda oponerse a un candidato que el Gran Canciller promueva. Antes se requería que el consejo, donde estaban todos los profesores estables, aprobase por mayoría al candidato, y el Gran Canciller se limitaba a aprobar la persona que le presentase el Presidente tras obtener la aprobación del consejo.

Sobre todo, la pérdida de colegialidad suscita asombro, porque en un instituto interdisciplinar, que se caracteriza por estudiar el mismo objeto (matrimonio y familia) desde los distintos puntos de vista de cada materia, se necesita la aportación de todos los profesores en las diferentes cátedras, sea para examinar el plan de estudios, sea para aprobar las tesis doctorales, sea para la elección de los nuevos miembros del claustro. Y esto debería estar reconocido como un derecho en los mismos estatutos, por ser un punto vital de la institución"

Tensión grande dentro del Instituto 

- Por lo tanto, ¿está muerta la identidad del Instituto? 

- "Si es cierto lo que se dice, es decir, que traerán a profesores como Maurizio Chiodi, quien se abre a la contracepción y acepta como “bien posible” en algunas situaciones los actos homosexuales - y si se promueve a nuevos profesores estables en la misma línea (sin seguir los procedimientos normales, alegando una “urgencia” para la que no se dan motivos”) se creará una tensión grande dentro del Instituto. con los poderes que ahora tiene el Gran canciller, y las intenciones que revela al prescindir de Melina y Noriega, será cuestión de tiempo el reemplazo del cuerpo docente con otro ajeno a la visión de san Juan Pablo II.

La identidad no está muerta, pero está gravemente amenazada, por eso es necesario presentar, con respeto pero con claridad, las dificultades objetivas de este cambio y avisar del peligro para la misión originaria del Instituto, que el Papa Francisco ha dicho claramente que quiere preservar, precisamente porque en ella hay una fuente de novedad y de camino para la Iglesia y su acompañamiento a las familias". 

Gravedad de la situación 

"Es la gravedad de la situación la que me ha movido a responder a sus preguntas, después de haber hecho estas observaciones, sin éxito, a mons. Paglia y mons. Sequeri durante estos años de reestructuración. Como vicepresidente de la sede de Roma durante este tiempo de transición he considerado necesario exonerarme de responsabilidad con respecto a los nuevos estatutos, haciendo constar que los conocí el mismo día de su publicación, y que estos no se pueden considerar en ningún modo fruto de un trabajo común con el resto de los consejos del Instituto". 

- Otra de las novedades es que será eliminada la cátedra de Teología Moral... 

- "En efecto, es una cátedra decisiva. Si no se conocen los fundamentos de la moral, si estos no se colocan bien, la moral matrimonial queda en el aire. Según uno se sitúe ante Veritatis Splendor, así se situará ante las cuestiones de moral especial, como la moralidad de la contracepción o de los actos sexuales fuera del matrimonio. Así se situará también ante la grandeza de la vocación a la que Dios llama el hombre y ante la dignidad de la misericordia con que lo regenera en Cristo para que pueda obrar el bien y alcanzar una vida grande y bella. Piénsese que el entonces cardenal Ratzinger alabó el papel clave del Instituto en el desarrollo de esta disciplina de moral fundamental. Hasta tal punto de que en los estatutos aprobados en 2011 se menciona la moral fundamental entre los fines primordiales del Instituto, algo que ahora se elimina. En efecto, en el artículo 2 de los estatutos de 2011, donde se habla de los fines del Instituto se incluye: “investigación teológica en el ámbito de los fundamentos de la vida moral cristiana”.

- ¿Por qué se elimina la cátedra?

- "La razón que da el comunicado de prensa del Instituto es inconsistente. Se dice que es una asignatura de primer ciclo de teología, que los estudiantes tienen que tener ya sabida. Ahora bien, entre las cátedras hay al menos otras dos (antropología teológica, teología fundamental) que están en el mismo caso, y que no parecen crear problemas. Además, es sabido que una cátedra de carácter general, cuando se da al nivel superior de la licencia, no se limita a repetir lo aprendido en el ciclo institucional. Se trata de profundizar en distintos aspectos, como podrá ver quien eche una ojeada a los cursos ofrecidos por Melina en los últimos años. Melina ha profundizado en aspectos concretos de la moral fundamental para iluminar desde allí la moral conyugal y familiar. ¿Y por qué este argumento no ha sido objeción en los 38 años de vida de la cátedra? La razón que se da solo puede explicarse, pues, como una cortina de humo. ¿La razón verdadera y triste? ¿No será que Melina, como titular de la cátedra, ha permanecido fiel a Humanae Vitae y a Veritatis Splendor, y se elimina la cátedra para poder eliminar a Melina?

Y hay otra pregunta: ¿Qué sucederá con el Área de investigación en teología moral fundamental, una vez que falta la cátedra? Es un Área instituida por el cardenal Scola, fue presidida primero por Melina y luego por el profesor Pérez Soba, y ha organizado ya casi veinte coloquios internacionales, con numerosas publicaciones de prestigio, invitando entre otros teólogos a Ratzinger, además de a los moralistas más famosos de los últimos años y de muy variadas tendencias teológicas".  

Liberarse de Melina y Noriega 

- Por lo tanto, los profesores Mons. Melina y el P. José Noriega no volverán a enseñar en el Instituto Juan Pablo II. ¿Cuál es la razón que se ha ofrecido desde el Instituto? 

- "Con respecto a la razón que se ha dado a Melina (si no hay cátedra, no hay profesor) ya he explicado la gravedad de suprimir esa cátedra, tras 38 años de existencia. ¿Por qué se quita la moral fundamental diciendo que es de primer ciclo, y no se quita la antropología teológica, también de primer ciclo? ¿Y por qué se añade una cátedra de teología fundamental de la fe, también de primer ciclo? Hasta que no se responda a estas preguntas (pero son preguntas que no tienen respuesta), solo queda una explicación. No es que Melina no esté, porque no hay cátedra; sino que no hay cátedra para que Melina no esté. Se ha eliminado la moral fundamental para liberarse de un profesor de fama reconocida, sin juicio ni derecho a defensa, solo porque no gusta su propuesta de teología moral.  

Con respecto a Noriega, se da como razón una incompatibilidad entre el cargo de profesor y su cargo de Superior General de una congregación religiosa de los Discípulos. Ahora bien el CIC 152 prohíbe solo que se asuman dos cargos incompatibles, y lo mismo recoge Veritatis Gaudium 29.  ¿Son incompatibles en este caso, cuando la comunidad religiosa del P. Noriega cuenta solo con 24 miembros de pleno derecho? La respuesta requiere un juicio prudencial. Y las dos personas a las que correspondía hacerlo, es decir, los dos presidentes anteriores del Instituto, Melina y Sequeri, no han juzgado incompatibles los dos cargos, pues han permitido al prof. Noriega enseñar durante 12 años, siendo pública y notoria su condición de superior. Además, el hecho de que no eran incompatibles se muestra claramente porque ambos presidentes han confiado a Noriega un encargo más, el de director editorial, que se sumaba a sus funciones de profesor. Es decir, no solo ha podido desempeñar su cargo de docente, sino que lo ha hecho asumiendo un trabajo añadido. Por último, el prof. Noriega termina su cargo como Superior General en cinco meses, algo que mons. Paglia y mons. Sequeri ya conocen. Si el problema es la incompatibilidad, y se aprecia su labor, ¿por qué no le conceden ahora algo previsto en el reglamento de la curia, una excedencia por seis meses, y así se elimina el problema? Si no se hace así, ¿qué otra explicación queda, sino que se trata de una excusa para poder liberar la cátedra de moral del amor y del matrimonio y desembarazarse del encargado de publicaciones? ¿Es acaso por la línea favorable a Humanae Vitae y a Veritatis Splendor que ha seguido?"

- ¿Acaso había problemas doctrinales en la enseñanza de estos profesores?

- "Los dos casos son gravísimos en una institución académica. Como podrán testimoniar los estudiantes y mostraría un análisis de sus escritos, han sido siempre exquisitos en su respeto al Magisterio, incluido por supuesto el del Papa Francisco. Explicar el magisterio del Papa en continuidad con los Papas anteriores no es solo algo esencial a toda hermenéutica católica, sino algo que promueve el mismo Papa. Y en todo caso, si uno pensara a pesar de todo que había en sus enseñanzas problemas doctrinales, ¿por qué no se les juzga y se les da posibilidad de defenderse? 

La cuestión, decía, es grave, pues si este atropello se permite queda amenazada la libertad de cátedra de todos los profesores, aquí se nos toca a todos, pues se nos podría expulsar, no porque neguemos la doctrina de la fe, lo cual sería justo, sino por seguir líneas teológicas que no gustan a las autoridades de la universidad. Desde este punto de vista todos los que tenemos cátedra universitaria somos Melina y Noriega. A todos nos debería alarmar este ejercicio arbitrario del poder sobre la discusión argumentativa en una búsqueda común de la verdad, que es propia de las universidades. ¿Y qué se pensará de este modo de proceder en el ámbito universitario europeo?"

- Sí la nueva aprobación de los Estatutos conservan la identidad del Instituto Pontificio Juan Pablo II y no sustituye materias fundamentales sino que amplía ¿por qué han reaccionado con tanta fuerza 240 alumnos (incluyendo antiguos alumnos)? 

- "Como ve por mis respuestas, hay problemas serios, que los alumnos han detectado. La carta, de hecho, no fue filtrada por los alumnos, pues ellos la publicaron el 30 de julio. La publicación llegó tras conocerse el comunicado de prensa del Instituto, en que se decía que los representantes de los alumnos solo pedían aclaraciones sobre las novedades, y no se reconocía el verdadero carácter de la carta. Con su acción común, respetuosa y valiente, nuestros estudiantes dan testimonio de que han encontrado en el Instituto una luz sobre la verdad del amor, que les ha abierto horizontes de grandeza y se muestra fecunda en su ministerio pastoral con las familias. La carta se explica por sí sola e incluye las razones de su miedo a que no se conserve la identidad que san Juan Pablo II quiso dar al Instituto por él fundado y encomendado a la protección de la Virgen de Fátima". 

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