Instrucción pastoral “Un Dios de vivos”: el funeral no se puede convertir en un homenaje al difunto

La Conferencia Episcopal Española publica un documento sobre la fe en la resurrección y la celebración de las exequias

Mons. Enrique Benavent, de Doctrina de la Fe, y Mons. José Leonardo Lemos, de Liturgia; además del secretario general de la CEE, Mons. Luis Argüello en la presentación de la Instrucción.
Mons. Enrique Benavent, de Doctrina de la Fe, y Mons. José Leonardo Lemos, de Liturgia; además del secretario general de la CEE, Mons. Luis Argüello en la presentación de la Instrucción.

La Instrucción pastoral “Un Dios de vivos”, sobre la fe en la resurrección, la esperanza cristiana ante la muerte y la celebración de las exequias, se ha presentado hoy, 22 de diciembre, en la sede de la Conferencia Episcopal Española.

En esta instrucción pastoral los obispos españoles recuerdan las verdades fundamentales del mensaje cristiano sobre la resurrección y la vida eterna, así como sugerencias para el acompañamiento de las personas que sufren por la muerte de un ser querido. 

El documento se divide en cuatro partes y un apéndice. La primera parte analiza “La situación actual y retos pastorales”; la segunda explica “La fe de la Iglesia; la tercera cómo “Acompañar en el momento de la muerte”, la cuarta la importancia de “Celebrar las exequias cristianas” y el apéndice ofrece “Orientaciones sobre los columbarios”. 

Celebraciones de exequias cristianas

Este acompañamiento en la muerte es un reto para la Iglesia: “no puede haber auténtico consuelo cristiano si no se anuncia fielmente el contenido de la fe”. Asimismo, indican en la instrucción pastoral, que “la celebración de las exequias y la oración por los difuntos han de manifestar con claridad la fe en la resurrección y la esperanza cristiana en la vida eterna”.

En este sentido, subrayan que los signos y la celebración de las exequias deben manifestar el respeto y la veneración debidos al cuerpo del difunto. Con todo, no hay razones doctrinales para prohibir la cremación. Sin embargo, la Iglesia, aunque permite la cremación, “recomienda insistentemente que los cuerpos de los difuntos sean sepultados en los cementerios u otros lugares sagrados”.

También en este documento ofrecen orientaciones para la cremación de los cuerpos cristianos que han fallecido. Sostienen que el centro de las exequias cristianas es “Cristo Resucitado y no la persona del difunto”. “Los pastores –añaden- han de procurar con delicadeza que la celebración no se convierta en un homenaje al difunto. Eso corresponde a otros ámbitos ajenos a la liturgia”. También recuerdan que las exequias son incompletas sin la celebración de la Eucaristía.

Breves palabras de algún familiar 

"En el caso de que algún familiar intervenga con unas breves palabras al final de la celebración, se le debe pedir que no altere el clima creyente de la liturgia de la Iglesia y que, aunque aluda a aspectos de la vida del difunto que puedan ser edificantes para la comunidad, evite un juicio global sobre su persona; y que no emplee expresiones incompatibles con la fe que se expresa y se vive en la celebración («allá donde estés», «si es que estás en algún lugar», etc.). Los cantos escogidos deben respetar también este criterio. Es importante elegir bien las oraciones, las lecturas y las moniciones, y preparar adecuadamente la homilía teniendo en cuenta las circunstancias de la familia y del resto de la asamblea", dice la Instrucción. 

Lea íntegro la Instrucción pastoral “Un Dios de vivos”. 

 

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