El gobierno catalán arremete de nuevo contra Omella por la beatificación de un mártir de la guerra

Ceremonia de beatificación de Joan Roig.
Ceremonia de beatificación de Joan Roig.

Pero vamos a ver. Si el Gobierno y la Generalitat estaban avisados por el arzobispado de Barcelona que se iba a celebrar la ceremonia de beatificación del mártir Joan Roig Diggle, (el joven laico que murió asesinado con 19 años a los inicios de la Guerra Civil por odio a la fe), y este acto contaba con el permiso de la Consejería de Interior del gobierno catalán, ¿por qué ahora tanta inquina contra el cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona?

Pues la Generalitat ha abierto un expediente para investigar este evento en plena emergencia sanitaria y advierte que puede haber sanciones. La Consejería que dirige la republicana Alba Vergés, ha recordado, eso sí, que el estado de alarma decretado por el gobierno español "sólo permite reducir aforos y no cerrar espacios religiosos", ya que prevalece la libertad de culto, que es un derecho fundamental reconocido por la Constitución. 

Pero algunas personas del mundo de la cultura se han echado las manos a la cabeza porque los teatros continúan cerrados y las iglesias abiertas. 

La archidiócesis de Barcelona explica detalladamente cómo se celebró la ceremonia el pasado sábado 7 de noviembre: "Una basílica de la Sagrada Familia con un aforo menor al 25% (inferior al 30% permitido) y unas estrictas medidas de seguridad ha acogido la beatificación del joven mártir Joan Roig Diggle. 588 personas con una distancia de más de metro y medio y con mascarilla obligatoria, han podido presenciar la misa presidida por el cardenal Omella y concelebrada por el cardenal Lluís Martínez Sistach y el nuncio apostólico Mons. Bernardito Auza". 

El arzobispo de Barcelona no ha escatimado en explicar a los medios de comunicación que el Gobierno conocía todos los detalles y que se les había cursado la invitación. Incluso acudieron a la ceremonia representantes del Ayuntamiento de Barcelona y la Generalidad. 

Y desde el arzobispado también se ha emitido un comunicado en el que, además de pedir "disculpas a aquellas personas que se hayan sentido heridas mientras sufrimos restricciones en nuestra vida laboral y familiar", manifiestan su "desconcierto por la respuesta de algunas autoridades a la celebración de una Misa que cumplía todos los requisitos legales y condiciones sanitarias. Además, hace varias semanas, todas las instituciones habían recibido una invitación a esta Misa". 

No es la primera vez que el gobierno catalán le pone la zancadilla al presidente de la Conferencia Episcopal por un acto religioso. El pasado 26 de julio, la Generalitat redujo a 10 personas el funeral por la pandemia de coronavirus en la basílica de la Sagrada Familia. Pero Omella protestó, escribió al gobierno catalán y al no recibir respuesta, decidió celebrar el funeral con un aforo del 23%. 

Joan Roig Diggle era un joven católico de 19 años que fue fusilado por milicianos anarquistas a principios de la Guerra Civil, el 12 de septiembre de 1936. ¿Tendrá este hecho algo que ver en la protesta de los partidos independentistas catalanes? 

Zenón de Elea. 

 

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