El futuro de la “Humanae vitae”

Las aguas de la moral bajan revueltas. Antes que nada hay que aclarar, y repetir, que el cristianismo no ese identifica en primera instancia con un sistema ético, con una moral, aunque de la confesión de fe se derive indiscutiblemente una práctica ética ilumnida por el Evangelio.

Como diría el sabio Benedicto XVI, no se comienza a ser cristiano por una decisión ética ni por una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, Jesucristo, que abre un nuevo horizonte a la vida.

Estamos ya metidos en el cincuenta aniversario de la revolución del mayo del 68, y también de la Encíclica “Humanae Vitae”. Hace unos días se celebró un Congreso en Alcalá de Henares, organizado pro mosenor Jua Antonio Reig,  sobre ese texto pontificio. Un congreso que para más de uno ha supuesto una provocación.

La “Humanae Vitae” para la Iglesia contemporánea fue mucho más que un texto del magisterio pontifico. En no menor medida, de la encícilica de Pablo VI ha dependido el auténtico progreso moral de la historia contemporánea y la contribución de la Iglesia a ese progreso.

Supuso, para unos, un gesto heroico de Pablo VI ante una mentalidad inmersa en la revolución sexual del mayo del 68. Y para quienes se oponían a ella, fue  el símbolo de la incoherencia de la Iglesia con los postulados del Concilio Vaticano II y la negativa más traumática para los cristianos en nuestro tiempo. Juan Pablo II dijo, refiriéndose a los inmediatos años posteriores al Vaticano II, que “en continuación con la contestación de la “Humanae vitae”, se ha puesto en discusión la misma doctrina cristiana de la conciencia moral, aceptando la idea de una conciencia creadora de la norma moral”.

La “Humanae vitae” no es ahora una cuestión pacífica. De hecho, hay quien afirma que hay una agenda oculta moral en la puesta en práctica de este pontificado, que comenzó con la “Amoris laetitia” y que concluirá con revisar encíclica de la píldora. En los últimos tiempos proliferan los rumores sobre si se ha formado una Comisión Vaticana para reinterpretar la encíclica. Afirmación desmentida posteriormente.

Lo que parece ser que existe es un grupo de estudios sobre el proceso de elaboración de este texto, dirigido por el padre Gilberto Marengo, al que incluso se le ha permitido la consulta de los archivos secretos vaticanos. Estudiar nunca está demás. Pero veremos los resultados de las hipótesis de las que se parte.

La cuestión es qué hacer con las dos afirmaciones básicas de la encíclica, la existencia de actos intrínsecamente malos y la subordinación de la conciencia como obediencia a una ley anterior. Principios que no bastan para fundar la moral cristiana, pero sin los cuales no se entiende la moral cristiana.


 
Portada
Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato