Siete años sin Juan Pablo II, el Grande

Hace siete años que en la plaza de San Pedro, la campana de San Andrés, a la derecha de la basílica, tocaba a difunto y avisaba al mundo que la Iglesia católica quedaba huérfana. Ahora se le venera como beato.

El 2 de abril del 2005 está en la mente de la gran mayoría de los católicos. En esos días el mundo, más que nunca volvió sus ojos hacia el Vaticano. El mundo que había vivido en vilo durante meses por la delicada salud del Santo Padre, lloraba la muerte de uno de los papas más grandes de la historia. Desde todos los rincones del mundo fueron llegando peregrinos para despedirse durante unos minutos del que fue su Papa durante casi 26 años. Una tristeza que pocos días después pasó a ser gran alegría con la elección de Joseph Ratzinger.

El tiempo ha pasado rápidamente, también ha sido fugaz la velocidad con la que se ha elevado a los altares como beato al papa Juan Pablo II. La devoción que se le tiene en todo el mundo se hace patente ante su tumba, dentro de la basílica de San Pedro. Ahora en el día del aniversario de su muerte más que nunca. A primera hora de la mañana, cuando todavía el flujo de peregrinos no era masivo, monseñor Zygmunt Zimowski, también polaco, celebró una discreta misa en su honor.

Un día cualquiera ante la tumba de mármol blanco de Juan Pablo II pasan aproximadamente más de 20.000 personas al día de todas las nacionalidades que se arrodillan unos momentos para dejar sus preocupaciones, para agradecerle los favores o para pedirle una ayuda especial. Hoy son muchos más de 20.000 los que han pasado por allí, el número de peregrinos se ha doblado por la Semana Santa. Pero igual que cuando estaba enterrado debajo de la basílica, en la gruta de las tumbas de los papas, ahora, arriba, en el altar de San Sebastiano, los peregrinos continúan dejando al Papa notas de agradecimiento, flores, recuerdos. Muchos de estos mensajes se reúnen en el libro 'Caro Signor Papa' que la periodista italiana Elisabetta Lo Iacono ha publicado y que cuenta, evitando cualquier dato personal, las peticiones que la gente hace a Juan Pablo II.

Lo Iacono asegura que una de las 'especialidades' de Juan Pablo II es ayudar a las parejas que no pueden tener hijos. En repetidas ocasiones ha encontrado junto con una carta de agradecimiento, una ecografía del hijo que van a tener. Otro aspecto curioso que Elisabetta Lo Iacono destaca en su libro es el modo en el que estos mensajes están escritos, "parece que esperaran una respuesta del Papa. Como si se dirigieran a alguien todavía vivo" afirma. El proceso de canonización de Juan Pablo II va viento en popa. Aunque todavía tendrá que esperar todavía un par de años para ser declarado oficialmente santo.

 

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