El Papa en la cumbre de la FAO: "No hay relación causa-efecto entre el incremento de la población y el hambre"

En la sede de la FAO, el organismo de la ONU para la lucha contra el hambre, el Papa denunció la falta de instituciones "capaces de distribuir la riqueza", porque "la destrucción de excedentes alimentarios" expresa que "no hay una relación de causa-efecto entre el incremento de la población y el hambre".

Invitado a hablar en la sesión inaugural de la Cumbre Mundial sobre Seguridad Alimentaria, Benedicto XVI comenzó su alocución afirmando que "no es posible continuar aceptando la opulencia y el derroche, cuando el drama del hambre adquiere cada vez mayores dimensiones".

"El hambre, añadió, es el signo más cruel y concreto de la pobreza" y, sin embargo, "se confirma que la tierra puede nutrir suficientemente a todos sus habitantes", dijo el Papa. "Falta, añadió, un sistema de instituciones económicas capaces de distribuir la riqueza y asegurar que todos los ciudadanos tengan acceso al agua y a la comida".

El Pontífice aseguró la continua atención de la Iglesia Católica que siempre estará atenta a los esfuerzos para vencer el hambre y trabajará por sostener, con la palabra y las obras, la acción solidaria que la Comunidad internacional está llamada a emprender.

En la actualidad son más de mil millones los hambrientos en el mundo, y se teme que en el 2050 lleguen a ser nueve mil millones.

Refiriéndose a la grave crisis económico-financiera que la comunidad internacional está afrontando en estos años, Benedicto XVI lamentó el "incremento dramático del número de personas que sufren el hambre» y "el aumento de los precios de los productos alimentarios, la disminución de las posibilidades económicas de las poblaciones más pobres y el acceso restringido al mercado y a los alimentos. Y todo esto, mientras se confirma que la tierra puede nutrir suficientemente a todos sus habitantes".

El Papa recordó una vez más, como señaló en su Encíclica 'Caritas in veritate' que "el hambre no depende tanto de la escasez material, cuanto de la insuficiencia de recursos sociales, el más importante de los cuales es de tipo institucional.

Pasando revista a las diversas dimensiones del hambre que repercuten tan dramáticamente y en especial, sobre los países más pobres, Benedicto XVI ha recordó la importancia de la agricultura y del mundo rural; del respeto de la ecología humana - que beneficia también a la ecología ambiental –; la responsabilidad concreta de cada miembro de la familia humana en las necesidades de los demás; la necesidad de nuevos parámetros éticos, en primer lugar y luego jurídicos y económicos; y la promoción del desarrollo humano integral.

Benedicto XVI culminó su discurso subrayando el compromiso concreto y activo de la Iglesia para erradicar el hambre y la pobreza: "El hambre es el signo más cruel y concreto de la pobreza. No es posible continuar aceptando la opulencia y el derroche, cuando el drama del hambre adquiere cada vez mayores dimensiones. Señor presidente, señoras y señores, la Iglesia Católica estará atenta siempre a los esfuerzos para vencer el hambre; trabajará por sostener, con la palabra y con las obras, la acción solidaria -programada, responsable y regulada- que los distintos componentes de la comunidad internacional estén llamados a emprender. La Iglesia no pretende interferir en las acciones políticas; ella, respetuosa del saber y de los resultados de las ciencias, así como de las decisiones determinadas por la razón cuando son responsablemente iluminadas por valores auténticamente humanos, se une al esfuerzo por eliminar el hambre".

 

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