Pide que recen por él para “bendecir a los que nos maldicen”

Osoro anima a atreverse “a ser diferentes, a tener coraje”, en un mundo donde hay “mucho desorientado”

En la primera misa como cardenal pone de manifiesto “la grave carencia de orientación antropológica que reduce al ser humano al consumismo”

Carlos Osoro, Antonio María Rouco, el cardenal Baltazar Porras, arzobispo de Mérida (Venezuela) y Juan Antonio Martínez Camino. Foto: Miguel Hernández.
Carlos Osoro, Antonio María Rouco, el cardenal Baltazar Porras, arzobispo de Mérida (Venezuela) y Juan Antonio Martínez Camino. Foto: Miguel Hernández.

El arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, celebró su primera misa de acción de gracias por su creación como cardenal en la Catedral de la Almudena. Le acompañaron los cardenales José Manuel Estepa, y Antonio María Rouco Varela, arzobispo emérito de Madrid, además del obispo auxiliar madrileño, Juan Antonio Martínez Camino y una veintena de sacerdotes. También concelebró el arzobispo de Mérida (Venezuela), cardenal Baltazar Enrique Porras, creado cardenal en el mismo Consistorio. Osoro pidió oraciones por Venezuela.

La eucaristía, celebrada ayer en la Catedral de la Almudena comenzó, diez minutos más tarde de los previsto, a las 19.10, puesto que el cardenal Carlos Osoro no escatimó tiempo en saludar a los fieles que quisieron acompañarle. Muchas religiosas le saludaron besándole en su anillo cardenalicio, aunque el arzobispo de Madrid se adelanta casi siempre con un abrazo o un par de besos.

Juan Antonio Martínez Camino, obispo auxiliar de Madrid, pronunció las primeras palabras antes de comenzar la misa, dando gracias al santo Padre por este nombramiento. Las dos primeras lecturas y el salmo responsorial fueron narradas por mujeres.

Su homilía comenzó dando gracias a Dios por su elección y matizando: “Bien sabéis vosotros que el cardenalato no significa una promoción o un honor, ni siquiera una consideración, es sencillamente un servicio que exige ampliar la mirada y ensanchar el corazón”.

En su discurso, pidió “perdón por las veces que, junto a vosotros, no he sabido decir y vivir lo que el Papa Francisco tan bellamente nos dijo a los cardenales recién creados en su homilía con cuatro palabras: amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian, bendigan a los que los maldicen y rueguen por los que los difaman (Lc 6, 27-36). ¡Qué tarea más bella! Exigidme el cumplirla, rezad para que lo haga”.

No se olvidó de los refugiados, señalando que el “desconocido, refugiado o emigrante o se convierte en amenaza o le damos el título de desconocido” y recordó las palabras de la Virgen de la Almudena que “nos ratifica que lo nuestro es ´haced lo que Él os diga´, es decir, quitar muros, romper distancias y barreras”.

Rogó a todos que pidieran por él para “que nunca se cuele en mi vida el virus de la polarización y enemistad en las formas de pensar, sentir, y actuar”. 

Tiempo de adviento

Su homilía también se centró en recordar el tiempo litúrgica que comienza hoy, el adviento. “Iniciamos un nuevo año litúrgico que nos dice que lo hagamos viviendo tres etapas: caminando; conversando y meditando y con coraje de existir, es decir con esperanza”.

En estas tres etapas hizo alusión a caminar sin miedo, escuchando al Señor, “convencidos de que Él nos instruirá en nuestros caminos. Él tiene respuestas y salidas para todo y para todos. Pero no vayamos por cualquier senda, hemos de marchar por sus sendas: sendas del encuentro con todos y la búsqueda de la paz”, dijo.

También apeló al momento en que vivimos, “de las necesidades y urgencias que tienen todos los hombres, de la necesidad de construir un mundo de hermanos, donde los más necesitados estén en primer lugar, donde Dios esté presente, ya que es el único que nos pregunta siempre: `¿Dónde está tu hermano?´”

 

Crisis de valores

Y, por último, explicó que el coraje de existir se basa en “vivir con esperanza fundada en Jesucristo”. Al respecto, recordó que a la profunda crisis económica y de paz que vivimos, se añade “la crisis de valores” y recordó que el Señor nos invita a “eliminar la cultura de la superficialidad”.

“Es hora de despertar del sueño. Atrevámonos a vivir, a ser diferentes, a tener coraje de existir, con la existencia de Cristo”, señaló el cardenal Osoro.

No olvidó describir la situación del mundo actual en donde “hay un oscurecimiento de la esperanza, hay mucho desorientado e inseguro, marcados por la nada, el sinsentido o la cultura del vacío que se manifiesta en el individualismo, en la vida intrascendente, la apatía, la frivolidad, la falta de utopías. El Papa Francisco nos decía que la crisis mundial, que afecta a las finanzas y a la economía, pone de manifiesto sus desequilibrios y, sobre todo, la grave carencia de orientación antropológica que reduce al ser humano a una sola de sus necesidades: el consumo”.

A la celebración acudieron el representante de la Comunidad Islámica en España, Ray Tatari y otros obispos de iglesias orientales a quienes Osoro agradeció su presencia durante la homilía. Al término de la misa, el vicario general de la diócesis, Avelino Revilla, en nombre de todos los sacerdotes diocesanos, le hizo entrega de un papiro con una cita de san Pedro Poveda: "Hay que hacerse todo para todos a fin de ganarlos a todos para Cristo".  


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