Oración de Paz

No sé lo que ocurrirá enseguida, de aquí a algunos días, o en un plazo más o menos largo de tiempo. Sé que la guerra, que los bombardeos no servirán para otra cosa que para azizar los incendios de odio ya encendidos en diferentes puntos del planeta.

No conozco el interior de los cerebros de los políticos y de los militares que están intrincados en esta cuestión de guerra en Siria, en el oriente medio; ni que pretenden tomando unas decisiones u otras. Sí sé que todo lo que sea incrementar la violencia y las matanzas, no servirá en absoluto para conseguir la paz.

En medio de las amenazas de un lado, y las provocaciones del otro lado; y en medio también de las acusaciones recíprocas, y de la hipocresía de las grandes naciones que alimentan, con la venta de armas, el fuego de la guerra; se levanta el clamor de los cristianos de medio oriente, de Siria, de Egipto, que claman por la paz

Obispos y Patriarcas cristianos elevan la voz. Recuerdan a Estados Unidos los resultados de sus intervenciones en Irak, en Afganistán, en Libia, y le invitan a obligar a los bandos a sentarse en una mesa y conferenciar. Y al clamor de los Obispos y de los Patriarcas, se une la vez del Papa, con la convocatoria de la jornada de oración y de ayuno que vivirá todo el mundo católico, muchos cristianos de diferentes confesiones, no pocos musulmanes, y tantos hombres de buena voluntad en todos los países del planeta.

Ni Pio XII fue escuchado antes de la Segunda Guerra Mundial; ni Juan Pablo II fue escuchado antes de la invasión de Irak; y sólo nos queda rezar para que Francisco sea escuchado antes de un ataque que podría provocar una hecatombe en el Medio Oriente, o que podría incluso no provocar nada más que una gran matanza. Lo que no conseguiría nunca es resolver el conflicto de la convivencia; y sólo alcanzaría que los verdaderos perdedores fueran los cristianos. ¿Es lo que quiere Obama? No lo sé; pero es lícito hacerse esa pregunta.

Hasta ahora, de intervenciones semejantes de los Estados Unidos ha tenido éxito la única legítimada por la ONU: la intervención en Corea en los años 50 del siglo pasado, para defender al pueblo del Sur de la invasión del Norte, movida por China. Fue un verdadero éxito del ejército de los Estados Unidos, apoyado por unidades de diferentes países, y dirigida por un gran militar Mac Arthur. Y es Corea del Sur, ahora un gran país, donde la fe en Cristo, la realidad de la Iglesia Católica, está creciendo en armonía y paz con toda la sociedad sud-coreana.

El Papa Francisco se prepara para vivir la Jornada del Ayuno y de la Oración. El Papa es consciente de las palabras del Señor, que ya dijo a los apóstoles que hay "demonios" que sólo pueden ser expulsados por la oración y el ayuno. Él los expulsó. ¿Nos concederá el Señor la alegría de expulsarlos también nosotros en unión de oración y de ayuno con el Papa?

Ernesto Juliá Díazernesto.julia@gmail.com

 
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