La Magdalena ha visto al Señor porque nunca dejó de amarle. Por eso, está preparada para la misión apostólica. Ha merecido ser llamada “apóstola de los apóstoles”
El amor por el maestro de María Magdalena, Juan y Pedro no ha desaparecido después de su muerte. Su fe y su fidelidad son recompensadas con una alegría que los acompañará por siempre.
Los momentos previos a la Pasión nos introducen en el corazón encendido de Jesús. Con nuestras decisiones diarias nos abrimos o nos cerramos a su misterio de amor.
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