La relación entre el cardenal Ortega y Miguel Ángel Moratinos

Cardenal Jaime Ortega.
Cardenal Jaime Ortega.

El pasado 27 de julio falleció, a los 82 años de edad, el cardenal Jaime Ortega que fue durante 35 años arzobispo de La Habana. Su posición y las relaciones entre Iglesia y Estado en un país revolucionario y comunista como Cuba, nunca fueron fáciles. Y creo que es un cardenal de la Iglesia que ha trabajado mucho por reconciliar, unir puentes, y también, por defender la libertad del ser humano. 

La curiosidad por esta personalidad singular me ha llevado a leerme lo que han escrito sobre él algunos periodistas y medios de comunicación. 

Por ejemplo, El País destaca de él que pilotó las dificilísimas negociaciones para que Juan Pablo II pudiera realizar su histórico viaje a Cuba en 1998 "cuando la isla atravesaba la pesadilla del Periodo Especial y en momentos en que las relaciones entre la jerarquía de la Iglesia católica y el Gobierno de Fidel Castro no podían ser peores". 

También recuerda que fue una pieza clave en el deshielo entre Cuba y Estados Unidos hace cuatro años. Y me ha llamado la atención el siguiente párrafo: "Ortega solía lucir una sonrisa japonesa en la cara cuando contaba la historia del día en que el Papa Francisco le llamó, en mayo de 2014, para propiciar un acercamiento entre Raúl Castro y Barack Obama que contribuyera a poner fin a medio siglo de diferencia entre La Habana y Washington. “A Raúl puedes llegar rápido. Búscate la manera de llegar a Obama, yo pago los viajes”, le dijo el Pontífice.

Y ABC define al cardenal como una persona que dedicó su vida "tratando de abrir la isla al mundo y de establecer puentes entre la Iglesia católica y el régimen comunista, que lo apresó en 1966 y lo encerró durante ocho meses en un campo de trabajo donde confinaba a religiosos, homosexuales y disidentes".

"Elogiado por muchos y también criticado por quienes se oponían a cualquier forma de dar oxígeno al castrismo, se trata de una figura indispensable de la historia reciente de Cuba". 

Pero me ha llamado especialmente la atención el emotivo artículo de Miguel Ángel Moratinos que describe su relación con el cardenal cuando era ministro de Exteriores. 

Moratinos expone que  conoció al cardenal Ortega en Valencia, en 2006, con ocasión de la visita de "su santidad el papa Benedicto XVI. En seguida comprendí que me encontraba ante una personalidad excepcional. Su natural simpatía se amplificaba con una permanente y sincera sonrisa que enmarcaba su suave tono de voz que trasmitía, con su leve acento cubano, una clara voluntad de diálogo y comprensión".

También describe la sintonía especial que surgió de esa primera conversación entre los dos y "desde entonces supimos trabar una larga e intensa relación de confianza y amistad. Desde entonces no había visita a La Habana sin que hubiese un encuentro, almuerzo o cena, con el cardenal y en el mismo sentido no había visita a Madrid del cardenal sin que nos viésemos en su residencia de las Hermanas del Amor De Dios".

 

El ex ministro de Exteriores de Zapatero elogia así mismo, la habilidad de Ortega para ganarse el respeto y la comprensión del propio Fidel Castro y posteriormente los de su hermano Raúl.  "Existieron momentos difíciles, pulsos ideológicos pero al final el cardenal siempre lograba encontrar en la jefatura del Estado cubano una reacción de apoyo y entendimiento. El cardenal me dijo que esto se debió siempre al diálogo y al respeto mutuo". 

Me han parecido muy significativos las palabras de Moratinos hacia el cardenal Ortega, calificativos llenos de afecto y respeto. 

Descanse en paz, cardenal Ortega. 

Zenón de Elea. 

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