"Con tres hijos, paso a convertirme en un peligroso ultracatólico contaminante, pero mis tres perros hacen de mí un tipo fetén"

Familia numerosa.
Familia numerosa.

Entre el rifirrafe provocado por el tema del bono social entre Mónica García (líder de Más Madrid de la Comunidad de Madrid) y Enrique Ossorio (vicepresidente y consejero de Educación de la Comunidad de Madrid) y el cambio de nombre de "Familias Numerosas" por el "de protección a las familias con mayores necesidades de apoyo a la crianza" en la nueva ley de Familias del Gobierno de Sánchez, al final, las familias numerosas, las que contribuyen al reemplazo generacional en este país, cuyos hijos sostendrán la jubilación de muchos en un futuro son, sin embargo, las grandes perdedoras en estos últimos días. 

Este es un portal de religión y las familias numerosas no tendrían por qué tener una connotación religiosa. Pero lo cierto es que la mayoría de las familias numerosas, al menos las familias con cuatro hijos o más, tienen más hijos por tres motivos fundamentales: consideran que la mayor herencia que pueden dar a sus dos primeros hijos son los hermanos (en lugar de varios másters); están convencidos de la gran riqueza personal, emocional y de apoyo que supone una familia con más de dos hijos y un tercer motivo: creen firmemente que un nuevo hijo es un don, un don de Dios, y no una carga.

Dicho lo cual, matizo: la religión católica no anima a tener hijos a cualquier precio, a procrear sin un mínimo de sentido común. 

En cualquier caso, con todos estos cambios, me huele también a mí un tufillo ideológico encaminado a marginar, segregar, menospreciar y arrinconar a las familias numerosas por ser quienes son. Por cierto, que Irene Montero y Pablo Iglesias tienen tres hijos, (familia numerosa). 

En primer lugar, el término de familias numerosas suena mal y está a punto de cambiarse por el de "de protección a las familias con mayores necesidades de apoyo a la crianza", cosa que nos le ha gustado nada a la Federación de Familias Numerosas y con razón. 

"El concepto de familia numerosa lo define el número de hijos, y de ahí, que estas familias, por sus necesidades y el coste que supone el cuidado y atención de los hijos, merezcan una protección especial, para que no queden en situación de desventaja en el acceso a bienes y servicios públicos. La propia denominación de “numerosa” alude a la razón de número, para hacer referencia al número de hijos que justifica el reconocimiento y apoyo a estos hogares, que hacen una aportación especial a la sociedad y, por ello, deben ser apoyadas y compensadas", dice la Federación en un comunicado. 

Y en segundo lugar, ahora parece que, a partir de la polémica sobre el bono social, quieren limitar estas ayudas a un nivel máximo de renta. Esperemos que sean justos y tengan en cuenta el nivel de renta per cápita, porque no es lo mismo tener unos ingresos de 40.000 euros anuales con un hijo que con cuatro. 

Al respecto, he estado leyendo algunas opiniones sobre este asunto. Me ha gustado especialmente la columna de Chapu Apaolaza titulado "Por qué el Gobierno está en contra de los padres de familia numerosa". No tiene desperdicio. Entre otros argumentos dice: "Todos los animales son ahora humanos menos las madres de clase media y trabajadora que tienen cinco hijos a las que apodan ‘conejas’", o este otro, que lo he escogido como titular: "Con tres hijos, paso a convertirme en un peligroso ultracatólico contaminante, pero mis tres perros hacen de mí un tipo fetén".

Pues así parece ser esta nueva sociedad que pretenden construir o deconstruir. 

 

Zenón de Elea. 

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