El gobierno cubano debería proteger a los sacerdotes

Mariano Arroyo, sacerdote español y párroco de un pueblo de las afueras de La Habana, ha sido asesinado. Es el segundo sacerdote español que muere así en Cuba en el plazo de cinco meses.

En un país en que la delincuencia y la pobreza están a la orden del día, los sacerdotes son víctimas indefensas. El gobierno cubano debería proteger a los pocos párrocos que trabajan en la isla, para que estos trágicos hechos no vuelvan a repetirse. Y por supuesto, investigar estos crímenes para castigar a los autores.

Zenón de Elea

 

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