Los desplantes de Carla Bruni

Las primeras damas de los países del G-8, cuyos esposos se han reunido en la cumbre de L'Aquila (Italia), acudieron al Vaticano para ser recibidas por Benedicto XVI. Todas menos dos. Una, Michelle Obama, porque al día siguiente acompañaría a su marido en la audiencia privada con el Papa. La otra, Carla Bruni, simplemente por mala educación. Prefirió otra actividad distinta.

No es la primera vez que la hoy señora de Sarkozy da la nota. Ya lo hizo cuando se permitió criticar a Benedicto XVI por haberse opuesto a los preservativos durante su visita a África.

Bruni, que entonces calificó de “dañinas” las palabras del Pontífice, está bautizada y recibió una educación católica, pero se declara “profundamente laica”. Comentó también que le resulta “asombroso ver la diferencia entre la teoría y la práctica”, porque en el continente negro “es la Iglesia quien cuida a las personas enfermas”. Pues eso.

Zenón de Elea

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