La chica trans arrepentida consigue que la sanidad pública británica cierre su clínica de "los horrores"

Keira Bell.
Keira Bell.

Lo de la "clínica de los horrores" es del titular de OkDiario: La Sanidad inglesa cierra su ‘clínica trans de los horrores’: hormonó a la brava a cientos de menores". El periodista Roberto Pérez lo explica así:

"El hospital Tavistock de Londres pasa a formar parte de la historia negra de la Sanidad británica tras destaparse la negligente atención que, durante años, prestó a cientos –incluso miles– de niños y adolescentes que a temprana edad manifestaban su deseo de cambiar de género, lo que derivaba en intervenciones directas que interferían en su desarrollo sexual mediante hormonaciones e incluso extirpación de atributos como los senos en el caso de púberes que creían sentirse hombres". 

Esta clínica también administraba bloqueadores de pubertad a niños de entre 5 a 10 años. 

Todo comenzó con la demanda de Keira Bell, una joven británica trans arrepentida que demandó a la clínica Tavistock (al igual de otras cientos de familias). Keira denunció que ningún profesional analizó otros problemas subyacentes que pudiera tener, como la baja autoestima, la depresión o las dudas sobre su identidad) y sin recibir ningún tipo de apoyo psicológico, esta clínica, que forma parte del sistema sanitario público de Inglaterra, le recetó los bloqueadores de pubertad y le extirpó sus órganos genitales femeninos. 

Ahora, un exhaustivo estudio independiente dirigido por la doctora Hilary Cass, expresidenta del Real Colegio de Pediatría, desvela falta de evidencias sobre la efectividad y las secuelas de tratamientos basados en bloqueadores de la pubertad y hormonas administradas desde una temprana edad. 

La asociación Amanda Familias, de la que soy fan (es una entidad apolítica y absolutamente aconfesional) lo explica en su página web: "El Reino Unido ha anunciado que dejará de administrar bloqueadores hormonales a menores en casos de transición de género, siguiendo los pasos de otros países europeos como Suecia y Finlandia. Esta decisión se basa en la falta de evidencia suficiente para respaldar la seguridad y eficacia clínica de estos tratamientos. En el futuro, estos inhibidores solo se prescribirán en ensayos clínicos de investigación. Esta medida surge tras un estudio que reveló "graves deficiencias" en la Clínica Tavistock, que anteriormente centralizaba los tratamientos de cambio de sexo a menores en el Reino Unido". 

El informe de Cass - un documento de 400 páginas y 32 recomendaciones- denuncia que los "pilares" de la terapia de género en la sanidad pública de Inglaterra "se asientan sobre cimientos frágiles". La especialista en medicina infantil y su equipo de investigadores desvelan la "notable débil evidencia" sobre los tratamientos hormonales y los bloqueadores de la pubertad, así como la deficiente cantera de datos sobre la repercusión de las "intervenciones para gestionar aflicciones relacionadas con el género", publica El Mundo. 

En España, ya conocemos el caso de Susana Domínguez, la primera joven de nuestro país con autismo que ha demandado al Servicio Público Gallego porque, sin terapia ni acompañamiento, le diagnosticaron erróneamente disforia de género, le dieron hormonas, le extirparon los pechos y el útero, y en ningún momento tuvo acompañamiento psicológico durante su transición de mujer a hombre.

Se esperan más demandas. Aunque en España se tarde un poco. Como dice la asociación Amanda: PEDIR PRUDENCIA NO ES TRANSFOBIA. 

 

Zenón de Elea. 

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