Escuchar a Dios sobre todas las cosas

"Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio de Pedro".

Tras una jornada de infarto periodístico y convulsion mundial, llega el momento de clarificar lo que ha ocurrido desde que, hace unas horas, el Papa Benedicto XVI decidiese dejar el Pontificado, renuncia que no por inusual -600 años sin situación similar- es ilegítima, puesto que el Derecho Canónico estipula que así se puede hacer.

Y lo importante está en el arranque del breve anuncio que, en latín, y ante un sorprendido consistorio, ha lanzado Benedicto XVI. Responde su primera sentencia a la vida de un hombre entregado a Dios por encima de todas las cosas. "Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia", asegura el aún Santo Padre.

Ahí está la clave, la lectura profunda de lo que ha ocurrido: es con Dios con quien Benedicto XVI ha tomado la decision de marcharse, del mismo modo que tomó la de quedarse su predecesor, Juan Pablo II.

Y es que, por mucho que los periodistas se empeñen ahora en decir cómo tiene que ser el Papa de los católicos, en apuntar que tiene que ser un Papa que escuche a la sociedad, a quien de verdad tiene que escuchar el Papa, este, el anterior, el próximo, todos, es a Dios.

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Zenón de Elea