Las vírgenes consagradas, mujeres que no viven en un convento, aumentan: más de 5.000 en el mundo

El documento “Ordo virginum” que consta de 115 puntos, fue presentado ayer por el cardenal Braz de Aviz, Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. 

Monseñor Braz de Aviz expresó su deseo de que en 2020 concurran a Roma las vírgenes consagradas del mundo, en ocasión del 50 aniversario del Ordo Consecrationis Virginum. 

La Instrucción del Ordo virginum es el resultado de una amplia consulta, una obra sinodal a la cual asistieron obispos, vírgenes consagradas y expertos de todo el mundo para poner de relieve las especificidades y las riquezas de esta forma de vida consagrada, informa Vatican News. 

Tres partes 

En lo específico, se desarrolla en tres partes: la vocación y el testimonio de la Ordo virginum, la configuración de la Ordo virginum en las  Iglesias particulares y en la Iglesia universal y el discernimiento vocacional y la formación de la orden. 

“Ecclesiae imago sponsae – expresó el Cardenal Braz de Aviz- quiere ayudar a descubrir la belleza de esta vocación, y contribuir a mostrar la belleza del Señor que transforma la vida de tantas mujeres que cada día la experimentan”.

Las vírgenes consagradas están presentes en todos los continentes y ofrecen su testimonio de vida en cada ámbito de la sociedad y de la Iglesia. Durante el Año de la Vida Consagrada, una estadística estimó la presencia de más de cinco mil vírgenes consagradas en el mundo, en continuo crecimiento.

50 aniversario 

Por otra parte durante la presentación de la Instrucción se recordó también la celebración, dentro de dos años, del 50 aniversario del Rito de consagración de las vírgenes, el Ordo Consecrationis Virginum,  querido por el beato Pablo VI en 1970, en el cual se dispuso la posibilidad de consagrar también a las mujeres que permanecen en su contexto de vida ordinario, según las modalidades del antiguo Ordo virginum. 

Sobre ello el Cardenal João Braz De Aviz expresó su esperanza de organizar y ver acudir a Roma a las vírgenes consagradas de todo el mundo para celebrar con Pedro el aniversario del Rito.