El Vaticano publica un documento para la conversión pastoral de las parroquias

Pretende que toda la estructura eclesial sea un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación

Santa Misa en una parroquia.
Santa Misa en una parroquia.

La Congregación para el Clero de Santa Sede ha publicado la instrucción "La conversión pastoral: de la comunidad parroquial al servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia". Se trata de un documento canónico-pastoral para la conversión de las parroquias "una invitación a las comunidades parroquiales a salir de sí mismas, ofreciendo instrumentos para una reforma, incluso estructural, orientada a un estilo de comunión y de colaboración, de encuentro y de cercanía, de misericordia y de solicitud por el anuncio del Evangelio", dice el documento. 

La instrucción vaticana pretende fomentar la corresponsabilidad de los bautizados y promover una pastoral de cercanía y cooperación entre las parroquias, señala Vatican News.  

La instrucción tiene once capítulos. Los seis primeros ofrecen una amplia reflexión sobre la conversión pastoral, el sentido misionero y el valor de la parroquia en el contexto contemporáneo; Los capítulos del 7 al 11 se ocupan de la distribución de las comunidades parroquiales, los diferentes papeles que se desempeñan en ellas y las modalidades de aplicación de las relativas normas.

Conversión pastoral 

El primer capítulo hace hincapié en que las comunidades cristianas adopten una decidida opción misionera, "capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación".

La parroquia en el contexto contemporáneo

El segundo capítulo señala que la configuración territorial de la parroquia está llamada a confrontarse con una característica peculiar del mundo contemporáneo, en el cual la creciente movilidad y la cultura digital han dilatado los confines de la existencia. 

Este constante desarrollo de la tecnología modificará el modo de pensar y la comprensión que el ser humano tendrá de sí mismo y de la vida social, subraya el documento. Por esta razón, la Santa Sede invita a involucrar a todo el Pueblo de Dios en el esfuerzo de acoger la invitación del Espíritu, para llevar a cabo procesos de “rejuvenecimiento” del rostro de la Iglesia.

El valor de la parroquia hoy

"En virtud de dicho discernimiento, la parroquia está llamada a acoger los desafíos del tiempo presente, para adecuar su propio servicio a las exigencias de los fieles y de los cambios históricos. Es preciso un renovado dinamismo, que permita redescubrir la vocación de cada bautizado a ser discípulo de Jesús y misionero del Evangelio, a la luz de los documentos del Concilio Vaticano II y del Magisterio posterior", dice la instrucción en su tercer capítulo. 

La misión, criterio guía para la renovación

El cuarto punto constata que "en las transformaciones en curso, la parroquia algunas veces, a pesar de su generoso esfuerzo, no consigue responder adecuadamente a muchas de las expectativas de los fieles, especialmente si se consideran los múltiples tipos de comunidad existentes". 

Por esta razón, la Santa Sede considera que "la renovación de la evangelización requiere nuevas tareas y propuestas pastorales diversificadas, para que la Palabra de Dios y la vida sacramental puedan alcanzar a todos, de manera coherente con el estado de vida de cada uno". 

 

En este sentido, indica que "la comunidad parroquial está llamada a desarrollar un verdadero “arte de la cercanía”. Si esta tiene raíces profundas, la parroquia realmente se convierte en el lugar donde se supera la soledad, que afecta la vida de tantas personas, así como en un "santuario donde los sedientos van a beber para seguir caminando, y centro de constante envío misionero". 

Comunidad de comunidades

El quinto punto titulado "Comunidad de comunidades”: la parroquia inclusiva, evangelizadora y atenta a los pobres, señala que "no pueden ser ajenos a la parroquia el “estilo espiritual y eclesial de los santuarios” – verdaderos y propios “puestos de avanzada misionera” – caracterizado por la acogida, la vida de oración y el silencio que da descanso al espíritu, así como por la celebración del sacramento de la reconciliación y el servicio a los pobres. Las peregrinaciones que las comunidades parroquiales realizan a diversos santuarios son medios preciosos para crecer en comunión fraterna y, al regresar a casa, hacen que los espacios de vida cotidiana sean más abiertos y acogedores". 

Así mismo, "la comunidad parroquial es el primer lugar de encuentro humano y personal de los pobres con el rostro de la Iglesia. En particular, los sacerdotes, los diáconos y las personas consagradas son quienes deben mostrar compasión por la “carne herida” de los hermanos, visitándolos en la enfermedad, apoyando a las personas y familias sin trabajo, abriendo la puerta a todos cuantos pasan alguna necesidad. Con la mirada puesta en los últimos, la comunidad parroquial evangeliza y se deja evangelizar por los pobres, redescubriendo así la implicación social del anuncio en sus diferentes ámbitos, sin olvidar la “regla suprema” de la caridad, en base a la cual seremos juzgados. 

De la conversión de las personas a la de las estructuras

En el sexto punto, el Vaticano indica que "en su proceso de renovación y reestructuración, la parroquia debe evitar el riesgo de caer en una excesiva y burocrática organización de eventos y en un ofrecimiento de servicios, que no responden a la dinámica de la evangelización, sino al criterio de autoconservación". 

Párroco

Los capítulos del 7 al 11 que se ocupan de la distribución de las comunidades parroquiales, destaca el punto octavo que señala las características del párroco.  "El oficio de párroco comporta la plena cura de almas y, en consecuencia, para que un fiel sea designado válidamente párroco, debe haber recibido el Orden del presbiterado, excluyendo cualquier posibilidad de nombrar a quien no posea este título o las relativas funciones, incluso en caso de carencia de sacerdotes. Precisamente debido a la relación de conocimiento y cercanía que se requiere entre el pastor y la comunidad, el oficio de párroco no puede confiarse a una persona jurídica. En particular – aparte de lo dispuesto en el can. 517, §§ 1-2 – el oficio de párroco no se puede confiar a un grupo de personas, compuesto por clérigos y laicos. En consecuencia, deben evitarse nombres como “team guía”, “equipo guía” u otros similares, que parezcan expresar un gobierno colegiado de la parroquia". 

Estos últimos capítulos también hablan del papel que juegan las personas consagradas y los laicos.  

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