Análisis del vaticanista John L. Allen sobre las acusaciones contra Juan Pablo II
Francisco defiende a su predecesor: “Dirijo un pensamiento agradecido a la memoria de san Juan Pablo II, quien en los últimos días ha sido objeto de acusaciones ofensivas e infundadas”
- Reflexión de John L. Allen
- Defensores de Juan Pablo II
- Segundas acusaciones
- Reacción rápida del Vaticano
- "La difamación debe ser denunciada"
- Por qué primero el silencio y después no
- La forma en la que se actuaba en tiempos pasados
- El silencio del Vaticano se traduce en preocupación
Dos veces en el espacio de un mes, el papa san Juan Pablo II ha estado en el centro de una controversia sobre su legado con respecto al abuso sexual clerical. Si bien el Vaticano no dijo nada en las primeras acusaciones, el Papa Francisco defendió enérgicamente a su predecesor en una intervención directa e inusualmente enérgica durante el rezo del Regina Coeli.
Las primeras acusaciones comenzaron hace un mes, cuando un documental de una cadena de televisión polaca y un nuevo libro salieron casi al mismo tiempo, ambos acusando al futuro Juan Pablo II de manejar mal los casos de abuso mientras se desempeñó como arzobispo de Cracovia de 1964 a 1978.
Las segundas acusaciones se produjeron el pasado 11 de abril, cuando Pietro Orlandi (hermano de Emanuela Orlandi, hija de un empleado del Vaticano cuya desaparición en 1983 sigue siendo el misterio sin resolver más notorio de Italia) quien insinuó que el papa polaco tuvo que ver en la desaparición de su hermana por encubrir una red de pedofilia.
Reflexión de John L. Allen
El vaticanista John L. Allen Jr., editor de Crux, especializado en la cobertura del Vaticano y la Iglesia Católica ha analizado la reacción de la Santa Sede ante estas acusaciones y ha elaborado un completo artículo sobre los hechos. Por su interés, reproducimos gran parte de su análisis que recoge Angelusnews.
En una transmisión del 6 de marzo, la emisora polaca TVN identificó a tres sacerdotes abusadores que, según afirmó, Juan Pablo II asignó a sabiendas a otras parroquias o monasterios. Según la cadena, el cardenal Karol Wojtyla escribió una carta de recomendación para un sacerdote al cardenal Franz König de Viena, Austria, sin mencionar que había sido acusado de abusar sexualmente de niños menores.
El nuevo libro, titulado “Máxima Culpa: Juan Pablo II sabía”, del periodista holandés Ekke Overbeek, hizo acusaciones similares.
Defensores de Juan Pablo II
Los defensores del difunto Papa señalan que tanto el documental como el libro se basan en parte en los archivos de la policía secreta de la era comunista de Polonia, que veía a la Iglesia católica como un enemigo y, a menudo, fabricaba cargos contra el clero como método de intimidación.
El gobernante Partido Ley y Justicia de Polonia, que depende del apoyo católico, se apresuró a defender a Juan Pablo II, impulsando una resolución en el parlamento nacional proclamándolo “el polaco más grande de la historia”.
Mientras que el cardenal Stanislaw Dziwisz, secretario por mucho tiempo de Juan Pablo II que lo sucedió como arzobispo de Cracovia, y el obispo Stanislaw Oder, postulador de la causa de la santidad de Juan Pablo II, rechazaron los cargos contra el difunto Papa, el Vaticano permaneció mayormente en silencio.
Segundas acusaciones
Las segundas acusaciones comenzaron el 11 de abril, cuando Pietro Orlandi tuvo una reunión de ocho horas con el Promotor de Justicia del Vaticano, es decir, su principal fiscal, un laico italiano llamado Alessandro Diddi.
Diddi anunció recientemente la apertura de una investigación para determinar qué puede saber el Vaticano sobre el caso, y la reunión con Orlandi fue en parte por este punto.
Inmediatamente después, Orlandi apareció en la televisión nacional y desató una tormenta de fuego con sus comentarios sobre Juan Pablo II.
Orlandi reprodujo una parte de una grabación de audio de un mafioso ex-romano, que efectivamente acusó a Juan Pablo II de estar en connivencia con una red de pedofilia en el Vaticano y sugirió que Emanuela Orlandi había sido asesinada para encubrirlo.
Pietro Orlandi agregó: “Me dicen que a veces Wojtyla salía de noche con dos monseñores polacos, y ciertamente no era para bendecir casas”.
Reacción rápida del Vaticano
En este caso, la reacción del Vaticano fue rápida y segura.
El director editorial del Vaticano, Andrea Tornielli, publicó un artículo en el periódico de la Santa Sede L'Osservatore Romano, criticando tanto la grabación como la decisión de Orlandi de transmitirla en la televisión nacional.
“Piensa en lo que pasaría si alguien hubiera ido a la televisión para afirmar, sobre la base de 'oídas' de una fuente anónima y sin la menor [evidencia] o incluso un testimonio de tercera mano, que tu padre o tu abuelo se fueron de la casa una noche junto con algunos 'compañeros de bocadillos' para acosar a niñas menores de edad, dijo Tornielli.
"¿Evidencia? Ninguna. ¿Pistas? Menos todavía. ¿Testigos al menos de segunda o tercera mano? Ni siquiera en la sombra. Solo acusaciones difamatorias anónimas”, señaló Tornielli.
"La difamación debe ser denunciada"
Calificando el episodio de “locura”, Tornielli escribió que “la difamación debe ser denunciada porque es indigno de un país civilizado tratar de esta manera a cualquier persona, viva o muerta, ya sea clérigo, laico o papa”.
El Papa Francisco se unió a la refriega el domingo en su discurso Regina Coeli del mediodía.
“Seguro de interpretar los sentimientos de los fieles de todo el mundo, dirijo un pensamiento agradecido a la memoria de san Juan Pablo II, quien en los últimos días ha sido objeto de acusaciones ofensivas e infundadas”, dijo Francisco.
Por qué primero el silencio y después no
¿Por qué el silencio en el primer caso y las declaraciones abiertas en el segundo?
En primer lugar, la segunda controversia surgió en Italia, que es el hábitat natural del Vaticano.
Cuando se difama la memoria de un papa en otro país e idioma, simplemente no tiene el mismo impacto directo para la mayoría del personal del Vaticano que cuando se trata de Italia.
En segundo lugar, las reacciones también traicionan diferentes sentidos de qué tan en serio tomar las acusaciones.
En el caso de Orlandi y el mafioso romano, el cálculo parece ser que las sugerencias son tan extravagantes, tan fuera de lo común, que hay poco riesgo de que una fuerte negación pública vuelva a perseguir a quien las emita.
La forma en la que se actuaba en tiempos pasados
En el caso del documental y el libro, por otro lado, los cargos probablemente le parezcan más plausibles a muchos funcionarios del Vaticano. Está bien establecido que el tiempo en el que Wojtyla estuvo a cargo en Cracovia, desde mediados de la década de 1960 hasta finales de la década de 1970, coincidió con un pico estadístico en los incidentes denunciados de abuso clerical, por lo que es lógico que haya habido casos que afectaban al futuro Papa.
También está bien establecido que la mayoría de los obispos diocesanos de esa época manejaron las acusaciones de la manera descrita en los informes, es decir, reasignando silenciosamente al clero en lugar de imponer una disciplina formal. A priori, no hay ninguna razón especial para creer que Wojtyla habría actuado de manera diferente a la gran mayoría de sus colegas.
El silencio del Vaticano se traduce en preocupación
Dado todo eso, es probable que el personal del Vaticano esté esperando los juicios de los historiadores e investigadores antes de meterse en el debate, preocupado de que cualquier declaración pública previa a los hechos pueda resultar contraproducente.
La conclusión es que en el Vaticano, el silencio no necesariamente significa consentimiento, pero a menudo se convierte en una preocupación.
Estas dos percepciones, la enorme importancia de Italia y cómo los niveles de ruido se correlacionan con el riesgo percibido, obviamente tienen una relevancia mucho más allá de los debates sobre John Paul. La experiencia reciente sugiere, sin embargo, que la memoria del difunto Papa puede continuar siendo un escenario en el que su impacto se siente especialmente.
