Mons. Martínez explica en Madrid el Sínodo de la Amazonia: "Nadie ha pedido la abolición del celibato"

El Secretario especial del Sínodo afirma que las vocaciones sacerdotales entre las comunidades indígenas son igual de difíciles "como en cualquier otra parte del mundo"

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El dominico David Martínez de Aguirre, en el centro, Secretario especial del Sínodo de la Amazonia.

El dominico David Martínez de Aguirre, obispo titular del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado (Perú) ha estado en Madrid para explicar las conclusiones del Sínodo para la Amazonia que se ha celebrado en Roma durante el mes en octubre. Mons. Martínez ha sido el Secretario especial de dicho Sínodo. 

Siempre sonriente y repartiendo abrazos a todos aquellos que se acercaban a saludarle, no ha escatimado tiempo para desmenuzar los puntos principales de esta Asamblea mundial de obispos. La charla ha tenido lugar en el Colegio Virgen de Atocha de Madrid. 

"El pontificado del Papa Francisco se caracteriza por su empeño en desarrollar el Concilio Vaticano II. En su viaje apostólico a Peru, las comunidades de la Amazonia le pidieron al Santo Padre ayuda para que tengamos una Iglesia con rostro amazónico", comenzó su intervención. 

Tras recordar que este Sínodo es importante porque, entre otras cosas, la Amazonia es la segunda área más vulnerable del mundo con relación al cambio climático por la acción directa del hombre, el obispo dominico resaltó que en el planeta no existen dos crisis separadas: la económica y la ambiental. "Existe una única crisis socioambiental". E insistió que este Sínodo ha nacido con vocación de unidad de toda la Iglesia. 

"Nos jugamos el futuro del planeta" 

"Lo que pasa en la Amazonia nos afecta porque lo que ocurra aquí nos implica a todos. Es una gran bomba de agua que permite todo el cambio climático del planeta. Por eso tiene sentido hacer un Sínodo porque nos estamos jugando el futuro del planeta", afirmó. 

Una de las frases claves o frase "tweet"  del Sínodo que a él más le impactó fue la que expresó el presidente de una federación indígena: "Por desgracia el oro está más cerca de nuestras comunidades que la palabra de Dios". 

Y esta expresión ha calado entre los padres sinodales que han debatido por qué la palabra de Dios no llega, o no llega con fuerza. "Un líder indígena nos decía a los misioneros que somos buenos, que les ayudamos, pero no saben muy bien por que hemos venido", relató Mons. Martínez. 

No olvidó recordar que las cuatro conversiones que se piden en el documento final del Sínodo (pastoral, cultural, ecológica y sinodal) es fruto de la acción del Espíritu Santo. 

Diaconado de mujeres y sacerdotes casados 

En estos pueblos, en donde hay pocos sacerdotes para tanta gente, mencionó el papel primordial de las mujeres en muchas comunidades, religiosas que bautizan, presiden ministerios, casan, llevan la comunidad, etc., "ejercen el diaconado, pero no son diáconas. Por eso, hemos pedido al Santo Padre que estudie de nuevo este ejercicio ministerial para las mujeres", señaló. 

Respecto al tema más polémico o novedoso del Sínodo, la ordenación de hombres casados de probada virtud que hayan ejercido el diaconado durante mucho tiempo, recalcó: "Nadie ha pedido la abolición del sacerdocio. No se ha puesto en duda en ningún momento". 

 

Eucaristía o ley del celibato 

Sin embargo, explicó que existen vicariatos como media España en el que solo hay siete curas. "Hay personas que se les ha ordenado de diáconos permanentes, diáconos indígenas que llevan diez años ejerciendo el diaconado, con una formación muy especial. Por eso le hemos preguntado al Santo Padre: ¿no se podría ordenar a estas personas, que están casadas, sacerdotes, como se permite en las Iglesias orientales? ¿Qué es más importante la Eucaristía o la ley del celibato? Si Pedro tenía suegra...." expuso Mons. Martínez. 

En estos casos, el obispo puede discernir si es el candidato es apto para la ordenación sacerdotal. "El miedo ha sido que esta medida termine con el celibato. Por eso, ha tenido más votos en contra", señaló. Esta es una de las razones por las que también se está pensando en crear un rito propio para la Amazonia. 

Al respecto, Religión Confidencial le preguntó si son difíciles las vocaciones sacerdotales entre los pueblos de la Amazonia. "Es difícil como cualquier otra vocación en cualquier otra parte. En Europa y en nuestra cultura tampoco se entiende el celibato. El Sínodo no ha renunciado a nuevas vocaciones sacerdotales célibes entre los indígenas. ¡Vamos a seguir rezando por las vocaciones!. En la Iglesia amazónica no se renuncia al celibato ni al ministerio sacerdotal. Simplemente, analizamos una realidad y preguntamos: ¿podemos responder a este problema de esta manera?". 

Para los que dicen que la Iglesia católica va a ser protestante 

Y para los que se escandalizan sobre esta medida y piensan que la Iglesia se va a protestanizar, el obispo dominico explica: "Lo que ha pasado en este Sínodo es consecuencia del Concilio Vaticano II. La Iglesia en determinados momentos se ha tenido que acomodar. El caso del celibato. Los primeros cuatro siglos en la Iglesia se vivió sin la ley del celibato, y cuando se impuso que fue en una región (en Alicante) se armó un revuelo tremendo en la Iglesia de aquella época, pensando que era poco menos que herético y tardó ocho años en imponerse en toda la Iglesia. Tenemos que tener la confianza que es el Espíritu Santo quien nos está guiando". 

Mons. Martínez recuerda que el Papa Francisco ha dicho: "No seré yo el Papa que anule el celibato en la Iglesia católica, lo ha dejado bien claro. Y no he visto a ningún obispo amazónico que quiera abolir el celibato. Estamos hablando de cantidad de cristianos que se quedan sin la Eucaristía". 

Sobre las estatuillas "idolátricas" 

Otro de los asuntos que más ha causado revuelo durante el Sínodo ha sido el caso de las estatutillas indígenas sustraídas de una Iglesia y vertidas al Tiber. Hay gente que cuestionó que esas figuras, colocadas en una Iglesia, estaba promoviendo la idolatría. El secretario general del Sínodo explica: "Imagínese como se hubieran sentido unas abuelitas que están participando en una misa de Navidad y llega alguien y agarra las figuritas y las tira al río porque dice que esas figuritas están adorando a una vaca y a un buey. No estábamos adorando a ninguna imagen ni nada que se parecería a la idolatría, simplemente, esas imágenes representaban algo, el nacimiento de Jesús, y lo pusimos con mucho cariño. Nos quedamos perplejos con esa acción. Era una mujer embarazada que significa cariño y maternidad. Pero ninguna representación idolátrica, ni hay ninguna religión amazónica que tenga representación idolátrica". 

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