Instrucciones del Vaticano sobre el perfil de los candidatos a obispo: menos ‘conservadores’, alineados con el Papa Francisco

El nuncio tiene problemas para elaborar ternas que sean aceptadas por Roma. Retraso en nombramientos, nueve diócesis vacantes y seis titulares con más de 75 años

Bernardito Azua junto al Papa Francisco.
Bernardito Azua junto al Papa Francisco.

Durante las últimas semanas se ha incrementado el runrún, con cierta extrañeza, ante el hecho de que no se produzcan nombramientos episcopales en España, cuando se da la circunstancia de haya nueve diócesis vacantes y de que seis titulares tienen más de 75 años.

La pregunta en ámbitos eclesiásticos es qué está pasando para que se retrasen tanto tiempo y tantos nombramientos.

Las miradas se dirigen hacia la madrileña avenida de Pío XII, lugar de la residencia del nuncio de Su Santidad, monseñor Bernardito Cleopas Auza. Un nuncio que llegó a nuestro país con la fama de ser uno de los diplomáticos más activos del Vaticano y con línea directa con Santa Marta, pero que no ha dado con la fórmula para resolver el problema. Lo cual parece indicar que habría que mirar a otros lugares.

Indicaciones desde Roma

Es cierto que los cambios de monseñores en la Nunciatura hacen que algunos procesos vayan más lentos, pero este recambio no debiera interrumpir el trabajo ordinario, dado que, además, el proceso de investigación de candidatos comenzó hace mucho tiempo. Un proceso en el que están implicados cerca de cuatrocientos sacerdotes españoles.

Según fuentes romanas consultadas por Religión Confidencial, el nuncio en España se está encontrando con algunas dificultades añadidas de cara a la provisión de las diócesis. Hasta tal punto que ha recibido de sus superiores desde Roma algunas indicaciones que se podrían denominar “ad casum”.

Ternas devueltas

Ante la paradójica situación de que no pocas ternas que salen de la Nunciatura son devueltas, rehechas o apartadas, en instancias romanas, la indicación principal es que debe procurar que las ternas enviadas tengan el unánime consenso de los cardenales españoles en activo.

Es decir, que trabaje para poner de acuerdo a los cardenales respecto a los nombres de los candidatos. Labor nada fácil. En la comunidad de cardenales en activo hay un primus inter pares, el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, presidente de la Conferencia Episcopal y miembro de la Congregación de Obispos. En sus manos suele estar la última palabra.

Pero también figura el cardenal Ricardo Blázquez, un hombre cuyo criterio es escuchado en Roma por su solidez y sensatez. A estas voces hay que añadir las del cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, cuyas propuestas, en no pocas ocasiones, son calificadas de “sorprendentes”. Y el cardenal Cañizares, que es el que da menos problemas a la hora de consensuar candidatos. Respecto a la opinión de los restantes cardenales, los eméritos, parece que suele ser más difícil el consenso de nombres.

Perfiles “menos conservadores”

La segunda instrucción al nuncio desde Roma es que se busquen perfiles “menos conservadores”.

 

Y aquí hay un problema, porque las propuestas, en las que intervienen también los metropolitanos, y algunos otros obispos, son las que son y suelen ser, en algunas ocasiones, bastante concordes.

Por lo tanto, es difícil crear candidatos de la nada o arriesgarse con soluciones “originales” que conllevan sus riesgos, dada la formación y la idiosincrasia del clero español que ocupa cargos diocesanos y eclesiales.

Alineados con el Papa Francisco

Y la tercera indicación, que no debe olvidarse, y que está relacionada con la anterior, tiene que ver con la cercanía o no al actual Pontífice.

Se ha transmitido que no importa tanto la edad de los candidatos como su eclesiología y su alineamiento con el Pontificado del Papa Francisco.

Se entiende que todo candidato a ser obispo está alineado con el pontificado del Papa Francisco. A no ser que, de lo que se este hablando no es del alineamiento con el Papa, sino con sus intérpretes y representantes en España. Este hecho podría generar constelaciones de nombramientos de círculos de relaciones y fidelidades personales, tanto para los nuevos obispos como para los cambios de sedes.

Equilibrios

Respecto a esta última cuestión, hay que contar también con las vías paralelas de información sobre los candidatos de España en manos, por ejemplo, de algún  religioso que, incluso, da razón oficiosa de cambios de sede y nombramientos al margen de la Nunciatura.

Lo que nadie duda es de que el nuncio en España está haciendo auténticos equilibrios para elaborar las ternas.

Por otra parte, y tal y como adelanto Confidencial Digital, el nombramiento del próximo arzobispo castrense tras el fallecimiento de Juan del Río, ha podido provocar un serio conflicto entre la Iglesia y el Gobierno, con los acuerdo España-Santa Sede como trasfondo.

La visita del presidente de la Conferencia Episcopal, cardenal Juan José Omella, al rey el lunes 22 se ha producido en un momento oportuno para agilizar la búsqueda de un nombre.

De entre los candidatos que figuran como posible arzobispo castrense suena con fuerza el del obispo de Ávila, monseñor José María Gil Tamayo, que, entre otras razones, se puede considerar uno de los más estrechos amigos y colaboradores del fallecido monseñor Juan del Río.

También se habla de la posibilidad de nombrar a un sacerdote, aún no obispo, que fuera aceptado tanto por el Gobierno y con una hoja de servicios acreditada a la Casa Real.

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