El Papa vuelve a apoyar el 35º Festival de la Juventud que se celebra en el santuario de Medjugorje

"Un discípulo auténtico, al hacerse sabio y fuerte en el Espíritu, transmite necesariamente el Reino de Dios a los demás", dice Francisco en un mensaje a los jóvenes

35º Festival de Jóvenes en Medjugorje.
El Papa vuelve a apoyar el 35º Festival de la Juventud que se celebra en el santuario de Medjugorje.
  1. Mensaje del Papa 
  2. "Ella escogió la mejor parte"
  3. "Discípulo auténtico"
35º Festival de Jóvenes en Medjugorje.
35º Festival de Jóvenes en Medjugorje.

Aunque las apariciones de Medjugorje siguen sin estar aprobadas oficialmente por la Santa Sede, el Papa Francisco ha vuelto a apoyar el 35º Festival de la Juventud que se celebra en el santuario de Medjugorje del 1 al 6 de agosto. 

Mensaje del Papa 

Francisco, que en 2019 autorizó formalmente las peregrinaciones a Medjugorje, ha enviado un mensaje a los jóvenes participantes de este festival:

"Queridos jóvenes: me alegra poder dirigirles este mensaje con ocasión del 35° Festival de Jóvenes, que los ha reunido en un gran número en Medjugorje, a fin de que el encuentro con el Señor Jesús, en comunión con la Virgen María, pueda encender la llama de su fe. En estos días intensos, reflexionen sobre el tema: “María ha elegido la mejor parte” (Lc 10,42). Partiendo precisamente de esta frase del Señor, quisiera ofrecerles algunas breves sugerencias para su crecimiento espiritual y su compromiso en la Iglesia y en el mundo.

Jesús, con lo que le dice a Marta, la hermana de Lázaro y de María, nos recuerda que la postura de un auténtico discípulo es escuchar la Palabra del Señor. María se da cuenta de que el Señor ha entrado en su casa, pero desea entrar también en su corazón. Ella, de hecho, se sentó a sus pies para escucharlo, escogiendo así la mejor parte que no le será quitada”.

"Ella escogió la mejor parte"

Otra discípula auténtica es María de Nazaret. Dios entró en la casa de esta joven muchacha y le habló. Acogió la Palabra de Dios en su corazón y participó en su plan, poniéndose ella enteramente a disposición cuando, en la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo. Ella estuvo presente en silencio al pie de la cruz cuando Jesús, el Hijo de Dios y su Hijo, redimió al mundo; Ella acompañó a los apóstoles el día de Pentecostés, cuando la Iglesia nació en el Espíritu Santo. Al permitir que la Palabra de Dios entrara en su corazón, la Virgen María cumplió su misión con fidelidad y cuidado. También Ella escogió la mejor parte: el Señor Jesús.

Del mismo modo ustedes, queridos amigos, están llamados a convertirse en auténticos discípulos de Cristo. Permanezcan en la presencia del Maestro para meditar la Palabra de Dios, dejando que esta ilumine sus mentes y sus corazones para descubrir y colaborar en el plan del Padre para cada uno de ustedes. Por eso, los animo a establecer un vínculo estrecho con el Evangelio y a tenerlo con ustedes, para que sea para ustedes como una brújula que les muestre el camino a seguir. Leyéndolo aprenderán a conocer a Cristo, «el Hijo de Dios hecho hombre, es la Palabra única, perfecta e insuperable del Padre. En Él lo dice todo, no habrá otra palabra más que esta». (CIC, 65), como confirma también san Jerónimo: «La ignorancia de la Escritura es la ignorancia de Cristo» (PL 24, 17). Fortalézcanse también con el poder de la gracia sacramental de la Reconciliación y de la Eucaristía, visiten al Señor en este encuentro “de corazón a corazón”, es decir, en la adoración eucarística.

"Discípulo auténtico"

Además, un discípulo auténtico, al hacerse sabio y fuerte en el Espíritu, transmite necesariamente el Reino de Dios a los demás, porque proclamar su Palabra no es solo una obligación para los sacerdotes y religiosos, sino también para ustedes, queridos jóvenes. Deben tener la valentía de hablar de Cristo en sus familias, en su ambiente educativo y laboral, en su tiempo libre. Proclámenlo sobre todo con su vida, manifestando la presencia visible de Cristo en la propia existencia, en el esfuerzo cotidiano y en la coherencia con el Evangelio en cada decisión concreta. El Señor quiere que sean intrépidos apóstoles de la Buena Nueva y constructores de una nueva humanidad.

Queridísimos, que mi bendición los acompañe, y a la Madre María, Madre de la Iglesia, confío a cada uno de ustedes, a fin de que interceda para que ustedes obtengan la fuerza y la sabiduría para poder hablar con Dios y hablar de Dios. Que Su ejemplo los exhorte a ser heraldos de esperanza, de amor y de paz en el mundo. Por último, les pido amablemente que recen por mí". 

 

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