Cardenal Czerny en la ordenación de jesuitas: "En tiempos de pandemia es una gran celebración"

El purpurado checoslovaco-canadiense ordena a dos sacerdotes y dieciocho diáconos jesuitas en la Iglesia del Gesù, en Roma

El Cardenal Michael Czerny S.J. con los dos sacerdotes y dieciocho diáconos jesuitas.
El Cardenal Michael Czerny S.J. con los dos sacerdotes y dieciocho diáconos jesuitas.

El pasado sábado 27 de junio, el cardenal Michael Czerny S.J. ordenó a dos sacerdotes (de África central y Polonia) y dieciocho diáconos jesuitas en la Iglesia del Gesù, en Roma. Entre los países se encuentra cinco de India, dos de Ruanda, dos de Madagascar, Austria y uno de Hungría, República Checa, Italia, Eslovaquia, Congo, Sri Lanka y China, 

"En tiempos de pandemia, esta ordenación es una ocasión de celebración para la Compañía de Jesús y para toda la Iglesia: ¡es un nuevo Domingo de Pascua! Al recibir este profundo, generoso y transformador aliento de vida, el Señor eleva a los ministros a un nuevo orden: para sanar y consolar, para liberar y reconciliar, para levantarse y llevar alegría. Y para ser ministros de la reconciliación y de la liberación, en el mundo de hoy y de mañana, donde todo parece ser rápido y constantemente nuevo", señala el cardenal en un comunicado remitido a RC. 

"A veces la Iglesia se siente temerosa" 

Durante su homilía hizo referencia a que en la noche de Pascua, "los apóstoles se habían encerrado en el cuarto superior por miedo a lo que pasaba “afuera”. Incluso hoy en día, nuestra Iglesia a veces se siente temerosa y encerrada en sí misma". 

Pero con la resurrección "Jesús se hace visible, audible, tangible entre ellos. "¡Shalom!" es su primera palabra: "¡Paz!" y continuación, el cardenal jesuita comentó que al "soplar sobre sus discípulos y darles su Espíritu, Jesús los eleva a un nuevo orden. Es decir, los ordena como heraldos del Evangelio "hasta los confines de la tierra" (Hechos 1:8)". 

Enfrentarse a nuevas condiciones 

Michael Czerny explicó que "la Iglesia tiene una larga historia y, desde el principio, se ha tenido que enfrentar a las nuevas condiciones, por ejemplo a través de concilios. El Concilio Vaticano II proclamó que la Iglesia debe abrazar conscientemente al mundo. Debemos discernir y "escrutar a fondo los signos de la época" (GS 4). El discernimiento es parte del estilo y entrenamiento jesuita instituido por San Ignacio de Loyola. Podemos ayudar a otros en la Iglesia a practicar el discernimiento, ya que no es exclusivamente propiedad de los jesuitas, ¡ni es un privilegio de los ordenados!". 

Czerny también apeló a los laicos porque "el ministerio de la ordenación no agota o monopoliza este ministerio, ya que es la Iglesia en su conjunto la que es "ministerial" y todos sus miembros comparten esa responsabilidad. Esto amplía el papel de los laicos: un trabajo que sigue en progreso entre muchos cristianos comprometidos. Los ministros de hoy son ordenados para fomentar la inserción activa del pueblo de Dios en la vida y las responsabilidades de la Iglesia". 

Ordenaciones en la Iglesia del Gesù de los jesuitas de Roma.

Participar en la práctica sinodal de la Iglesia 

El cardenal checoslovaco-canadiense aseguró que "no hay mapa alguno para las tierras desconocidas que se avecinan. Como ministros de la Iglesia, es necesario tener el ánimo de ser testigos, de elegir el camino cuesta arriba hacia lo "nuevo" y no tomar el camino cuesta abajo de lo "seguro". 

Y emplazó a los nuevos ordenandos a participar en la práctica sinodal que está creciendo gradualmente en la Iglesia que depende "de mirar con honestidad y escuchar con sinceridad, sin pensar que ya tienen la mejor respuesta o todas las respuestas. Intenten recurrir a muchas personas y escuchar muchas voces. Lo mejor es empezar con algo pequeño, y luego trabajar en red con otros. Descubrirán que hace falta humildad y coraje para reconocer que no podemos hacer todo con nuestras propias fuerzas". 

El Covid-19 y la complejidad de los sistemas 

Por último, invitó a los nuevos presbíteros y diáconos a pedir a Dios que les ayude a ver el mundo como lo hace Jesús, especialmente en este momento tan difícil. "La pandemia del COVID-19 nos está mostrando la complejidad y las contradicciones de nuestros sistemas sociales y económicos, donde la brecha entre la riqueza y la pobreza crece desproporcionadamente, y donde tantas personas se sienten abandonadas, desechadas. Iluminemos al mundo con la verdad del Evangelio, y como Melquisedec, ofrezcamos soluciones eficaces y amables, no solo para esta emergencia sanitaria en sí misma, sino para aliviar los enormes sufrimientos del pueblo de Dios y de nuestra casa común". 

 

Finalizó mencionando al Papa Francisco que "habla a menudo de la alegría: Evangelii gaudium (la alegría del Evangelio), Gaudete et exsultate (alégrense y regocíjense). Que puedan experimentar una abundante gracia, consuelo y alegría al llevar la carga que aceptan hoy; y "¡La paz sea con ustedes!" (Jn 20:19)". 

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