La única española auditora elegida para ir al Sínodo da detalles del encuentro. Destaca la humildad del Papa y su gran capacidad para escuchar

Después de la celebración del Sínodo de Obispos, son muchas las conclusiones que se han sacado, pero ninguna procedente de declaraciones directas. Una de las cinco personas elegidas para asistir, Lydia Jiménez, ha adelantado claves y detalles del gran acto celebrado en Roma cuya experiencia contará hoy en una conferencia.

De la experiencia destaca que ha sido un privilegio poder ser uno de los auditores de este acto. Desde la Universidad de Ávila que es donde se celebrará en el que intervendrá Lydia cuenta que el papel de Lydia como auditora ha sido además de opinar, ser una voz importante en esta gran reunión de obispos.

Según ha podido conocer Religión Confidencial de la Universidad de Ávila, lo primero que destaca Lydia Jiménez de esta convocatoria que ha presidido cada día el Papa Benedicto XVI es la "libertad para exponer" y la "comunión tan profunda" en la fe católica, además de un "afán enorme de evangelizar".

En la conferencia destacará cómo se ha organizado el Sínodo sobre la Nueva Evangelización, que además de la asistencia episcopal y sacerdotal contó con un número significativo de laicos como expertos y auditores. Además contará de primera mano cómo ha ido acercando impresiones además de toda su intervención en la comunidad sinodal.

La figura del Papa

"Te motiva", dice Lydia Jiménez. El Papa estuvo todos los días del Sínodo, "con humildad y dando ejemplo", y escuchando cada una de las propuestas de los convocados. También le llamó la atención la actitud de los delegados fraternos, aquellos obispos no católicos que también asistieron al Sínodo y que actuaron "con cercanía afectiva y con cordialidad".

La familia

En las reuniones más restringidas, llamadas "círculos menores", se reunía un pequeño grupo de personas donde se resaltaban proposiciones. Lydia Jiménez destaca como tema "de mucho peso" el de la familia. Es "algo que el Papa ha resaltado": la importancia de que exista un "tejido social de laicos con fe y vivencias sólidas" como vehículo para la evangelización. Lydia destaca y reitera de eta experiencia la idea de que cualquiera puede ser santo, en distintos ámbitos, en su familia, sin tener necesariamente que ser religioso o religiosa.

La identidad de los centros católicos

Recuerda Lydia Jiménez que los auditores, que fueron elegidos por el sumo pontífice, "íbamos a escuchar". Sólo en el caso de que les dieran la palabra tenían la posibilidad de intervenir en un tiempo concreto, de expresar alguna propuesta u opinión. Además destacó el papel de los centros educativos católicos, los definió como "viveros de la nueva evangelización". Destacó que "si se mantiene su identidad católica" es posible formar a laicos no sólo a nivel intelectual, sino también en su identidad.

 

En este punto reclamó un programa de educación en la fe en los centros de identidad católica, y subrayó como importante que aquéllos que estuvieran adscritos a un movimiento religioso tuvieran muy presente "la fidelidad creativa al Fundador" de la orden, prelatura, instituto, etcétera.

Recalcó la "formación de la voluntad" de los jóvenes como fundamental: "la falta de voluntad hace que a veces nos pueda el ambiente", a esto añadió pero junto a la misma también destacó la educación de la caridad y de la afectividad, que se puede lograr con una formación "personalizada".

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