El Santo Padre también ha aprovechado la ocasión para dar la bienvenida a los nuevos cardenales. "Queridos hermanos, ¡qué bueno, qué dulce habitar los hermanos todos juntos!". Con estas palabras del Salmo 133, el Papa alentó a alabar al Señor en la apertura del Consistorio, acogiendo en esta asamblea a los 20 nuevos cardenales.
El Papa Francisco explica el sentido de la reforma de la Curia: "No es un fin en sí mismo, sino un medio para dar un testimonio cristiano fuerte"
"Determinación, colaboración y oración invocando al Espíritu Santo, que es la verdadera guía de la Iglesia", reiteró
El Papa Francisco ha destacado el importante trabajo desarrollado en estos últimos meses, que culminará en la próxima elaboraración de una nueva Constitución Apostólica. «La meta es siempre la de alcanzar mayor armonía entre los dicasterios y oficinas, con el fin de realizar una colaboración más eficaz en la absoluta transparencia que edifica la auténtica sinodalidad y la colegialidad».
Tras expresar su gratitud al Decano del Colegio Cardenalicio, a la Comisión de los nueve cardenales y a su coordinador, el Card. Rodríguez Maradiaga, así como al secretario del mismo C9, Mons. Semeraro, y su con bienvenida a todos "a esta comunión, que expresa colegialidad", el Obispo de Roma hizo hincapié en el significado de la reforma de la Curia Romana y en su misión: "La reforma no es un fin en sí mismo, sino un medio para dar un testimonio cristiano fuerte; para favorecer una evangelización más eficaz; para promover un espíritu ecuménico más fecundo; para alentar un diálogo más constructivo con todos".
Asimismo ha recordado que la reforma fue deseada vivamente por la mayoría de los cardenales en el ámbito de las Congregaciones antes del cónclave con el fin de “perfeccionar aún más la identidad de la Curia romana” en su labor de “ayudar al sucesor de Pedro en la tarea que desarrolla para el bien en el servicio a la Iglesia universal y a las Iglesias particulares, reforzar la unidad de fe, la comunión del pueblo de Dios y promover la acción de la Iglesia en el mundo”.
Determinación, colaboración y oración invocando al Espíritu Santo, que es la verdadera guía de la Iglesia, reiteró el Santo Padre: "Ciertamente alcanzar tal meta no es fácil; requiere tiempo, determinación y sobre todo la colaboración de todos. Pero para realizar esto debemos, ante todo, encomendemos al Espíritu Santo que la verdadera guía de la Iglesia, implorando en la oración el don del auténtico discernimiento. Con este espíritu de colaboración comienza nuestro encuentro, que será fecundo gracias a la contribución que cada uno de nosotros podrá expresar con parresía, fidelidad al Magisterio y conciencia de que todo ello concurre a la ley suprema, es decir a la salus animarum".