Guía para entender los tiempos del cónclave y la vida de los cardenales antes del 'Habemus Papam'

Durante los próximos días todo el mundo estará pendiente de esos pocos kilómetros cuadrados que conforman la Santa Sede. Pero, cerrados bajo llave en la Capilla Sixtina, los cardenales no darán más señales al mundo exterior que la fumata blanca o negra que determina si ya hay Papa. Así vive la Iglesia estos días en los que el papel principal lo tiene el Espíritu Santo.

Mañana comienza un cónclave que el mundo espera con especial atención porque hace justo un mes, 11 de febrero, cuando se conoció la renuncia de Benedicto XVI, todas las miradas se posaron en Roma. El ritual seguido para la votación del Santo Padre está milimetrado y cuidado de tal manera que cuando se cierren las puertas de la Capilla Sixtina, los medios de comunicación sólo podrán esperar la información que provenga de una chimenea: fumata blanca o fumata negra.

El sigilo tiene su motivación razonada en que se debe evitar cualquier presión externa de modo que sean solo los cardenales, asistidos por el Espíritu Santo, los que tomen la decisión. No hay teléfonos, no hay internet ni las redes sociales que tanto utilizan algunos de los cardenales, no hay televisión, como le gustaría a algún futbolero que ha manifestado su tristeza por perderse la cita entre Barça y Milan tan comprometida para los azulgrana.

Pero no sólo los cardenales deben guardar silencio durante este tiempo. También todos los que de cualquier modo participan del Cónclave, como las enfermeras, cocineras, guardias suizos y conductores, jurarán hoy a las 17:30 en la Capilla Paulina mantener el secreto más absoluto. No pueden comunicar nada de lo que ven ni transmitir información del exterior a los cardenales. Por otro lado, los purpurados residirán en la Capilla Santa Marta, un antiguo hospicio situado a 500 metros de la Capilla Sixtina, y no entrarán en contacto más que con el personal que los atiende.

Y es que, aunque los cardenales electores votan bajo llave, tienen una trascendental importancia las deliberaciones que mantienen después, una vez que han salido de la Capilla Sixtina y vuelven a sus aposentos. En las primeras votaciones se irán decantando los candidatos con más posibilidades y será de las conversaciones de esos días de las que salga el trasvase de votos de un candidato a otro.

El horario está medido al segundo. El martes, 12 de marzo, a las 10:00 de la mañana está prevista la celebración de la Santa Misa en la Basílica San Pedro conocida como misa pro eligendo Romano Pontífice, (para la elección del Romano Pontífice) celebrada por el decano del Colegio Cardenalicio, Angelo Sodano, que se encargará de la homilía, y concelebrada por los cardenales. A las 16:30 realizarán la procesión, vestidos de blanco y rojo, hacia la Capilla Sixtina. Por último, entonarán el Veni Creator para pedir la presencia del Espíritu Santo, y las puertas se cerrarán para dar comienzo al Cónclave. La primera jornada de elección terminará a las 19:15 con el rezo de las vísperas. Las primeras votaciones solo permiten reducir la lista de candidatos a los que más opciones tienen así que el martes no habrá fumata blanca.

El horario para los días siguientes también está medido escrupulosamente. Entre las 06:30 y las 07:30 se servirá el desayuno en la Casa de Santa Marta a todos los cardenales. Una hora más tarde se celebrará la misa en la Capilla Paulina, a las 08:30. A las 09:30 los cardenales se encerrarán para dar comienzo a la segunda jornada. Entre las 12:30 y las 16:00 está previsto un descanso. Hacia las 17:00 regresarán a la Capilla Sixtina para seguir votando hasta las 19:15 que culminará con el rezo de vísperas.

Aunque el mundo estará pendiente estos días de una estrecha chimenea marrón, lo cierto es que el momento de las fumatas está también prefijado. El Padre Federico Lombardi, portavoz del Vaticano, señaló que las papeletas se queman después de las votaciones, dos veces al día: al final de la mañana y al final de la tarde. En estas ocasiones pordría haber fumata blanca si el Papa ha sido elegido en la última de las votaciones pero sería negra si hay que seguir eligiendo. Esto ocurriría dos veces al día, en torno a las 12:00 y a las 19:00. Ahora bien, si nos sorprenden con una fumata a las 10:30 o a las 17:30 es porque necesariamente será blanca y hay Papa que ha sido elegido en alguna de las votaciones intermedias.

Para mayor seguridad, dada la dificultad que siempre entraña dilucidar si el humo es blanco, negro o gris, el portavoz del Vaticano agregó que si ya se ha elegido el Sumo Pontífice sonarán las campanas de la Basílica de San Pedro. Desde la fumata blanca hasta el Habemus Papam pasarán 40 minutos de tensa espera antes de ver el rostro del hombre que guiará los pasos de la Iglesia en los próximos años.

 

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