Santoral Romano

¿Qué santos se celebran hoy, sábado 10 de febrero de 2024? Consulta aquí el santoral

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Hoy se celebra el día de Santa Escolástica
Hoy se celebra el día de Santa Escolástica
  1. Santa Escolástica
  2. San Amancio
  3. San Sotero

El 10 de febrero de 2024, la Iglesia católica celebra la memoria de varios santos y beatos, cada uno con su propia historia y legado. En este análisis, profundizaremos en algunos de los santos más conocidos que se celebran en esta fecha, explorando sus vidas, obras y la importancia de su conmemoración.

Santa Escolástica

Sin duda, la figura más destacada del 10 de febrero es Santa Escolástica, hermana gemela de San Benito de Nursia. Nacida en el siglo V en Italia, Escolástica dedicó su vida a la fe, siguiendo los pasos de su hermano y fundando un convento femenino cerca de la abadía de Montecassino. Su profunda devoción y su papel como guía espiritual para las mujeres de la época la convirtieron en un ejemplo de santidad y sabiduría.

“Pudo más quien más amó”

Escolástica, hermana gemela de San Benito, se consagró al Señor desde la infancia. Vivió a la sombra de su hermano, padre del monaquismo occidental, y fue la primera monja benedictina y fiel intérprete de su Regla monástica.

Nacida en Nursia (Italia) en el año 480, fue alumna dócil de Benito, de quien aprendió tan bien la sabiduría del corazón, que superó a su maestro, según narra San Gregorio Magno en sus Diálogos, único texto que se refiere a la vida de esta santa.

La vocación religiosa siguiendo las huellas del hermano

Escolástica, hija de Eutropio, descendiente de la antigua familia senatorial romana de los Anicii, y de Claudia, que falleció tras dar a luz a los gemelos, fue enviada a Roma junto con su hermano a los 12 años de edad. Ambos quedaron profundamente turbados al ver la vida disoluta que reinaba en la ciudad.

Después de un tiempo, Benito se retiró para vivir como ermitaño. Escolástica quedó como única heredera del patrimonio familiar; pero, manifestando gran despego de los bienes terrenos, pidió a su padre permiso para dedicarse a la vida religiosa, entrando en un monasterio cerca de Nursia, y trasladándose después a Subiaco, en pos de su hermano, que había fundado la Abadía de Montecasino.

Allí, a solo siete kilómetros de distancia, fundó el monasterio de Piumarola, en el que siguió la Regla de San Benito junto a otras monjas, dando así origen a la rama femenina de la Orden Benedictina.

La regla del silencio

Escolástica solía recomendar especialmente la práctica de la regla del silencio, evitando conversaciones con personas ajenas al monasterio, incluso si se trataba de visitantes devotos. Solía repetir: “Callad o hablad de Dios, porque ¿qué es en este mundo tan digno como para hablar sobre ello?” Amaba hablar de Dios sobre todo con su hermano Benito, con el que se reunía una vez al año en una casita a mitad de camino entre los dos monasterios.

 

El desafío con Benito

Cuenta San Gregorio que en el último de estos encuentros, el 6 de febrero del año 543 –poco antes de su muerte- Escolástica pidió a su hermano que prolongasen su coloquio hasta el día siguiente. Benito se opuso, para no infringir la Regla. Entonces, Escolástica rogó entre lágrimas al Señor que no permitiese partir a su hermano. Enseguida, un inesperado y violento temporal obligó a Benito a quedare, de modo que los dos hermanos pudieron conversar toda la noche.

Sin embargo, la primera reacción de Benito fue de contrariedad: “Dios Omnipotente te perdone, hermana. ¿Qué has hecho?” Escolástica respondió: “Yo he rogado, y Él me ha escuchado. Ahora sal, si puedes; déjame y regresa al monasterio”.

Esta victoria de la hermana no disgustó al hermano, porque precisamente él le había enseñado a dirigirse, ante las dificultades, a Aquel para quien todo es posible.

Destacan en este episodio las dotes femeninas de Escolástica, la dulzura, la constancia y también la audacia para obtener lo que deseaba ardientemente.

Unidos en Dios en vida y en la muerte

Tres días después de este encuentro, Benito recibió la noticia de la muerte de su hermana mediante un signo divino: vio el alma de Escolástica subir al Cielo en forma de paloma blanca. Quiso entonces enterrarla en la tumba que había preparado para sí mismo, y en la que fue sepultado poco después. “Como sus mentes habían estado siempre unidas en Dios, del mismo modo sus cuerpos fueron reunidos en el mismo sepulcro”.

Quien llega hoy –tras quince siglos de historia- a la majestuosa Abadía de Montecasino, puede vivir la emoción de encontrarse ante la tumba de los Santos hermanos que fundaron una fecunda Orden de buscadores de Dios.

San Amancio

Otro santo importante que se celebra este día es San Amancio, obispo de Burdeos en el siglo IV. Reconocido por su sabiduría y su labor pastoral, Amancio se dedicó a defender la fe durante una época turbulenta en la historia de la Iglesia. Su legado incluye la fundación de iglesias y la promoción de la educación cristiana, lo que le convierte en una figura fundamental en la evangelización de la Galia.

San Sotero

El 10 de febrero también se conmemora a San Sotero, papa de la Iglesia primitiva que lideró la comunidad cristiana durante un período de persecuciones romanas. Sotero se caracterizó por su firme defensa de la fe y su caridad hacia los más necesitados. Su pontificado se considera un momento crucial en la consolidación de la Iglesia como institución.

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