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Hoy se celebra San Martín de Tours, obispo y mártirHoy se celebra San Josafat Kuncewicz, obispo y mártir de la unidad de los cristianos rusos

Hoy se celebra San Josafat Kuncewicz, obispo y mártir de la unidad de los cristianos rusos

Hoy, 12 de noviembre de 2023, se celebra la onomástica de los siguientes santos:

  • San Josafat Kuncewicz, obispo y mártir.
  • San Diego Alcalá.
  • Familia de Misioneras del Divino Maestro y Cooperadores Seglares del Divino Maestro, Jesucristo, Divino Maestro.
  • Hijas de Santa María de la Providencia,  María, Madre de la Divina Providencia.
  • Misioneros Oblatos de María Inmaculada, Dedicación de la propia iglesia (S).

San Josafat Kuncewicz, obispo y mártir:

Esta es una festividad que se celebra en la Iglesia Católica, especialmente en las iglesias de rito oriental. San Josafat fue un arzobispo de Polotsk en el siglo XVII y es conocido por sus esfuerzos para restaurar la unidad con la Iglesia Católica.

Nacido en una familia de fervientes ortodoxos, de muy joven Josafat fue enviado a Vilna para aprender a ejercitar el oficio del comercio y allí advirtió de muy cerca los contrastes doctrinales entre los ortodoxos católicos Rutenos que se habían unido a la Iglesia católica (uniatas) y los ortodoxos que no aceptaban tal unificación con la Iglesia latina. Después de una profunda reflexión, decidió unirse a los greco-católicos. Luego se retiró al monasterio basiliano de la Santísima Trinidad y allí vivió como ermitaño durante varios años, durante los cuales reforzó sus convicciones teológicas, expresadas también en algunas obras escritas en las que intentó demostrar el origen católico de la Iglesia Rutena y su primitiva comunión con la Santa Sede. Con sus escritos también exhortó a realizar la reforma de los monasterios de rito bizantino y a reafirmar el celibato del clero.

De ermitaño a apóstol de la unidad

Cuando Josafat estudió las doctrinas de los Padres de la Iglesia, se quedó fascinado por ellos. Al profundizar en la tradición de los Padres, advirtió claramente cómo ellos habían sido fieles depositarios y transmisores de las verdades reveladas, y cuanto fuera necesario recomenzar a recordar sus enseñanzas. Estaba muy convencido de ello. Reconoció igualmente que el pensamiento de los Padres de la Iglesia Oriental en ningún modo había socavado la unidad de la Iglesia Católica, al contrario, se dio cuenta que la unidad y la pluralidad universal tienen en sí mismas una tal belleza espiritual, que no pueden dejar de estar siempre unidas. Había que trabajar pues juntos y en favor de una sola Iglesia, de un solo rebaño al cual conducir las ovejas guiadas por un solo pastor que era el Papa. No viéndolo sólo como un simple hombre, sino como el Pastor de la Iglesia universal por voluntad de Cristo. Recordando igualmente que la voluntad de Dios expresada en su Palabra es una Palabra eterna que no cambia, pues permanece válida por siempre.

La acusación de ser un "secuestrador de almas"...

Josafat orientó su ministerio basado en la convicción de que era posible la unidad en la diversidad: primero como monje y fundador de los monasterios de Byten y Zyrowice, luego como obispo de Vitebsk y coadjutor de Polotsk, de la que se convirtió en arzobispo en 1618. Y fue precisamente por su apertura a la pluralidad de expresiones de la fe que respetaban siempre la unidad de la única fe, que sus detractores comenzaron a acusarlo de ser un proselitista "secuestrador y ladrón de las almas" de la Iglesia Ortodoxa. En realidad Josafat nunca había dejado las expresiones litúrgicas orientales pues en vez de adoptar el latín en la liturgia, mantuvo la lengua eslava antigua y basó su enseñanza esencialmente en dos fundamentos: la fidelidad a la Sede de Pedro y a la tradición de los Padres.

El contexto histórico-político

Josafat nació en Wolodymyr en Volnya, en el territorio de la Ucrania subcarpática, que en el siglo XVII formaba parte de Checoslovaquia y que sería anexada a la Unión Soviética sólo después de la Primera Guerra Mundial. En aquel contexto, una cruel persecución tuvo lugar contra la Iglesia local fiel a Roma - la Iglesia Uniata - que fue obligada por la fuerza a someterse al Patriarcado de Moscú. El territorio en cuestión -también llamado Rutenia- estaba habitado por poblaciones con fuertes tendencias autonomistas que en un cierto momento, en 1938, parecieron tomar forma con la creación en Uzhorod de un gobierno ruteno apoyado por los alemanes. Sin embargo, después de la Segunda Guerra Mundial, la Iglesia Católica Rutena (que era la única que había sobrevivido después de las particiones de Polonia en 1700 y que había pasado bajo el dominio de Austria) decidió unirse al patriarcado ortodoxo de Moscú. Hoy en día sólo los rutenos que emigraron o escaparon de las deportaciones soviéticas han podido continuar libremente sus tradiciones y profesar su fidelidad a Roma.

San Diego Alcalá

También conocido como San Diego de San Nicolás, fue un franciscano español del siglo XV, reconocido por su humildad y pobreza. Aunque los franciscanos conmemoran su día el 13 de noviembre, fecha de su fiesta más extendida, el Martirologio Romano lo incluye el 12 de noviembre.

Nació en España en el año 1400, de familia muy pobre. De joven fue a un campo solitario a acompañar a un familiar que hacía allí vida de monje ermitaño. Y de él aprendió el arte de la oración y de la meditación y un gran cariño por Jesús Crucificado.

Se dedicó a las labores manuales y a recoger leña, y con lo que ganaba ayudaba a muchos pobres. Y como el que más da, más recibe, la gente empezó a llevarle abundantes limosnas para que repartiera entre los necesitados.

 

Pero sucedió que leyó la vida de San Francisco de Asís y se entusiasmó grandemente por el modo de vivir de este santo, y además estaba preocupado porque su demasiada popularidad en su tierra le quitaba la oportunidad de poder vivir en soledad y recogimiento. Y así fue que pidió ser recibido como religioso franciscano y fue admitido.

Diego había hecho muy pocos estudios, pero era muy iluminado por luces celestiales, y así sucedía que cuando le preguntaban acerca de los temas espirituales más difíciles, daba unas respuestas que dejaban admirados a todos.

Fue enviado a misionar a las Islas Canarias y allá logró la conversión de muchos paganos y no permitió que los colonos esclavizaran a los nativos. Y haciendo una excepción a la regla, los superiores lo nombraron superior de la comunidad, siendo un simple lego. Y lo hizo muy bien.

En 1449 hizo un viaje desde España hasta Roma a pie. Iba a asistir a la canonización de San Bernardino de Siena. Acompañaba al Padre superior, el P. Alonso de Castro. Este se enfermó y Diego lo atendió con tan gran esmero y delicadeza, que los superiores lo encargaron por tres meses de la dirección del hospital de la comunidad de Roma, y allí hizo numerosas curaciones milagrosas a enfermos incurables.

A San Diego lo pintan llevando algo escondido en el manto. Es un mercado para los pobres. Y es que en los últimos años estuvo de portero en varios conventos y regalaba a los pobres todo lo que encontraba. Y dicen que en un día en que llevaba un mercado a un mendigo se encontró con un superior que era muy bravo y este le preguntó qué llevaba allí. El santito muy asustado le respondió que llevaba unas rosas, y al abrir el manto sólo aparecieron rosas y más rosas.

Los últimos años de su vida pasaba días enteros dedicados a la oración. Al ver un crucifijo quedaba en éxtasis. Su amor por la Virgen Santísima era inmenso. Untaba a los enfermos con un poco de aceite de la lámpara del altar de la Virgen y los enfermos se curaban. Un muchacho cayó en un horno ardiente, y el santo lo bendijo y el joven salió sano y sin quemaduras.

El 12 de noviembre del año 1463, sintiéndose morir pidió un crucifijo y recitando aquel himno del Viernes Santo que dice: "¡Dulce leño, dulces clavos que soportásteis tan dulce peso!" expiró santamente.

En su sepulcro se obraron muchos milagros y el mismo rey de España, Felipe II, obtuvo la milagrosa curación de su hijo al rezarle a Diego. Por eso el rey le pidió al Sumo Pontífice que lo declarara santo. Y fue canonizado sólo 25 años después de haber muerto, en 1588.​

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