“No tenía ganas de vivir, pero Dios me salvó”

El actor premiado por la película "De dioses y hombres", católico apasionado está enamorado de la frase de la frase de Dostoievski: "La belleza salvará al mundo". Cuarenta años después de su conversión reconoce que Cristo le dio un vuelco a su vida y que más bien "será el amor el que salvará el mundo".

"Mi día está lleno de oración, en un diálogo constante con Él", confiesa. "Existe una intimidad, un intercambio inmediato con Dios. Pero, sobre todo, intento amar a todos aquellos que tengo cerca, porque el mensaje de Cristo pasa por el amor al prójimo. Y cada vez descubro más la gracia y la felicidad de saber que Dios está en cada persona. Lamentablemente, no siempre le abrimos nuestra puerta...", afirma.

A pesar la poca práctica en la fe que vivió en su familia, le abrió la puerta de par en par al diálogo con Jesús hace ya cuarenta años: "Mis padres no eran practicantes, y yo no fui bautizado. Vivimos durante diez años en Marruecos, y fue un musulmán el que primero me habló de Dios, de una manera que realmente me impresionó. Pedí el bautismo a los 22 años, pero no fue hasta 1987 cuando realmente me encontré con el Señor". El actor Michael Lonsdale es un ejemplo de cómo se puede encontrar la fe en los lugares donde se encuentra Dios, en las personas y en la oración.

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