Las asociaciones Provida estiman que dar marcha atrás en la ley del aborto es difícil con el nuevo Gobierno, pero no imposible

La Federación de Asociaciones Provida celebra su 30 aniversario con un encuentro este fin de semana en la Universidad CEU San Pablo, al que han sido invitados expertos en todos los terrenos relacionados con la cultura de la vida.

La cita tiene lugar sólo una semana después de las elecciones, con el triunfo del PP, partido que tiene recurrida ante el Tribunal Constitucional la actual ley del aborto y que no quiere ni oír hablar de la regulación de la eutanasia.

Con 30 años de experiencia, la Federación ha tenido que lidiar con todo tipo de Gobiernos. Y de su experiencia saben que, dar marcha atrás –que en realidad es "marcha adelante", como explica Alicia Latorre, su presidenta– resulta complicado, pero ninguna situación es irreversible.

Latorre reconoce que las leyes generan "un hábito social" que cuesta cambiar, por no hablar de los dos millones de vidas perdidas que no se pueden recuperar. Pero pone los ejemplos de Polonia y de algunos estados de la extinta Unión Soviética, donde la vida va ganando posiciones.

El problema es que el tema del aborto se ha vuelto incómodo para muchos políticos españoles. Con dos millones de abortos, son muchas las personas, también políticos, a las que les duele tratar la cuestión. Latorre apuesta por no hacer reproches sino curar heridas.

Además, se junta el elemento añadido de la crisis económica, que está desviando la atención de los políticos y de la sociedad respecto a otros temas fundamentales.

 

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