Intensos tiempos de novedad

Un fin de semana gozne, de cambio de ciclo, como introito para una semana grande de la Iglesia, arrastrada por la marea de comprensión política de la vida social que lo inunda todo.

La solución, esperemos, no está en la política, aunque no puede ser sin la política, por eso de lo humano. Nuevos tiempos, nuevos odres, para un vino, ¿viejo o nuevo? La pereza histórica es también un pecado del cuerpo eclesial. ¿O acaso la JMJ no nos ha invitado a romper con la pereza, con la rutina y con lo sabido por hecho y por dicho? Esperemos el texto de los obispos sobre los frutos de la JMJ, que servirá de despertador de una presencia aparentemente dormida. Los obispos son conscientes, como nadie, de la realidad de la Iglesia, de un cansancio, de un agotamiento en ciertos sectores, pero de una revitalización de otros. Todos forman parte de su familia. Veremos cómo transcurre por aquí la semana, analizando algunos sectores claves de la Iglesia.

Como propedéutica aportación a la Plenaria de la Conferencia Episcopal, se ha celebrado el Congreso Católicos y Vida Pública acallado mediáticamente por la marejada electoral y por la expectativa del tiempo. Esta iniciativa de la Asociación Católica de Propagandistas y de la Fundación Universitaria san Pablo CEU ya está inscrita, sellada, marcada en la historia del Catolicismo social español. Es una marca que invita y conforma a un público. Es una marca que, con sus luces y sus sombras, lleva aparejado un capital intangible que hay que poner en valor. Ha nacido de la generosidad que brota de la inteligencia de un carisma, católicos en la vida pública, no sin la contribución de la voluntad, pero no sólo con el ejercicio de la voluntad. La responsabilidad de Católicos y Vida Pública pertenece ya a la historia, a la conciencia de la libertad.

Un año más, reducciones en el tiempo por las circunstancias que son el yo y el nosotros orteguiano, destacados ponentes nacionales e internacionales han ayudado a los congresistas a pensar sobre la Libertad religiosa en el marco de la Nueva Evangelización. Lo que quedará del Congreso son sus actas, la vivencia del fin de semana y, como síntesis, su manifiesto, que dice "la libertad religiosa tiene su campo de ejercicio en todos los ámbitos y momentos de la vida. De manera especial queremos hoy hacerla eficaz en la consolidación de la familia, fundada en la unión de un hombre y una mujer, en el respeto a la libertad educativa y en defensa del derecho de los padres a decidir el tipo de educación que han de recibir sus hijos. Manifestamos asimismo nuestra convicción de que la libertad religiosa constituye una condición ineludible del verdadero desarrollo humano, aun en su dimensión económica. Proclamamos con especial énfasis la necesidad de la libertad religiosa como condición para la evangelización de la cultura y, de modo especial, en el ámbito de los medios de comunicación, pues a la vez la fe que no se hace cultura no es fe plenamente acogida, totalmente pensada ni fielmente vivida".

Nos viene la Plenaria de los obispos, con su plan de Pastoral, muy centrado en lo esencial del Año de la fe; con sus reflexiones sobre la crisis económica; con la mirada atenta al nuevo tiempo político, al programa y a los hombres del gobierno del PP. Como si fuera una Plenaria para tomar pie en la realidad social de una España en la que mucho debe cambiar para que algo cambie, no para que nada cambie. Veremos atentamente qué pasa estos días de intenso protagonismo eclesial, al menos, en la calle Añastro.

José Francisco Serrano Oceja

 

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