Sínodo: El obispo Barron afirma que la ordenación de mujeres y las propuestas LGTBI están fuera del diálogo

El influyente prelado norteamericano explica qué temas se van a tratar en la segunda sesión del Sínodo de la Sinodalidad

Sínodo: El obispo Barron afirma que la ordenación de mujeres y las propuestas LGTBI están fuera del diálogo.
  1. Lo mejor del Sínodo 
  2. Encuentro más fructíferos e interesantes 
  3. "¿De qué vamos a hablar?" 
  4. La participación de mujeres 
  5. Escuchar unos a otros y sobre todo al Espíritu Santo 
  6. “Conversaciones en el Espíritu”
  7. Desacuerdo creativo 
El obispo Robert Barron y el obispo alemán Stefan Oster en la primera sesión del Sínodo.

El influyente y mediático obispo Robert Barron, fundador de Word on Fire Catholic Ministries y obispo de la Diócesis de Winona-Rochester en Minnesota, conocido por su participación en programas de televisión y su destacada influencia en la redes sociales, ha publicado una carta titulada "Al partir hacia la segunda sesión del Sínodo" en la que aclara los temas que se va a tratar en la segunda sesión del Sínodo. 

"Mientras escribo estas palabras, me estoy preparando para partir hacia Roma para la segunda sesión del Sínodo sobre la Sinodalidad . Hace dos años fui elegido por mis hermanos obispos como delegado a esta reunión, y participé en la primera ronda en octubre pasado. Como les dije hace un añoel Sínodo es mucho trabajo", comienza su carta. 

Lo mejor del Sínodo 

Además de los asuntos a tratar, desvela lo que para él fue lo más importante en la primera parte del Sínodo celebrado en octubre del año pasado

"Para mí, la mejor parte del Sínodo es precisamente esta oportunidad de establecer contactos con una extraordinaria variedad de líderes católicos. Espero restablecer mi amistad con el obispo Stefan Oster de Passau, en Baviera, un hombre al que he llegado a admirar mucho; con el arzobispo John Wilson, a quien conozco desde hace muchos años y que es uno de los líderes más elocuentes y eficaces de la Iglesia católica en el Reino Unido; con el arzobispo Anthony Fisher de Sydney, una de las figuras más importantes de la Iglesia de habla inglesa; con la señora Kelly Paget, una maravillosa líder laica de la Iglesia en Australia; con el cardenal Chow de Hong Kong, quien, como descubrí el año pasado, hizo sus estudios universitarios en Duluth, Minnesota; y, de hecho, con el obispo Georg Bätzing, el jefe de la conferencia episcopal alemana, un hombre con quien francamente discrepo en la mayoría de las cuestiones teológicas, pero con quien establecí una relación amistosa el año pasado". 

Encuentro más fructíferos e interesantes 

El obispo norteamericano recuerda que el sínodo dura cuatro semanas completas, de lunes a sábado de 8:30 am a 7:30 pm. Algunos padres y madres sinodales pidieron un poco más de tiempo libre, sobre todo para conocer informalmente a mucha gente: 

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 "En línea con los instintos del Papa Francisco, el Sínodo es un ejercicio de diálogo, y estas conversaciones tienen lugar en pequeños grupos, en las sesiones plenarias y, quizás de manera más efectiva, durante los descansos para el café. Este último comentario no es una broma. El año pasado descubrí que el tiempo informal que pasé mezclándome con los casi cuatrocientos delegados de todo el mundo permitió los encuentros más fructíferos e interesantes". 

"¿De qué vamos a hablar?" 

"Bien, ¿de qué vamos a hablar?", expresa el obispo Barron para explicar que los parámetros han sido fijados por el  Instrumentum Laboris  o “documento de trabajo”.

"Hay algunos temas en el  Instrumentum  sobre los que me gustaría llamar su atención. En primer lugar, los temas “candentes” de la ordenación de mujeres, el clero casado y el acercamiento a la comunidad LGBT están básicamente fuera de la mesa, ya que han sido relegados a las deliberaciones de los grupos de estudio", aclara el prelado norteamericano. 

Por eso, el foco de la reflexión no está en estos temas. sino el que "el Papa nos asignó originalmente, es decir,  la sinodalidad misma. De hecho, el título del  Instrumentum Laboris  es precisamente “Cómo ser una Iglesia sinodal misionera”. Como tal, es un ejercicio de lo que yo llamaría eclesiología práctica, es decir, busca explorar cómo concretamos nuestra comprensión de la Iglesia en términos de instituciones y prácticas", señala. 

La participación de mujeres 

Otro de los temas del Instrumentum  es la participación de más laicos, especialmente mujeres, en el gobierno de la Iglesia, tanto en la “toma de decisiones” como en la “toma de decisiones”.

"Me alegró leer en el Instrumentum  que el papel del obispo como principio de unidad y tomador final de decisiones fue claramente reafirmado como parte de la herencia apostólica de la Iglesia, pero también me alegró ver que tanto los hombres como las mujeres laicos estaban siendo convocados a participar en el gobierno de la comunidad", explica. 

El obispo de Minnesota aclaró en la primera sesión del Sínodo que, al menos en el contexto estadounidense, las mujeres ya desempeñan un papel muy destacado en la vida eclesial.

"Basándome en mi experiencia en la Arquidiócesis de Chicago, la Arquidiócesis de Los Ángeles y ahora en mi propia diócesis de Winona-Rochester, puedo decir que las mujeres ocupan puestos centrales, incluso dominantes, en la mayoría de los equipos parroquiales y oficinas de la cancillería. En el caso de Winona-Rochester, de las treinta y ocho personas que trabajan en la cancillería, veintitrés son mujeres. Esto, por supuesto, no implica que todo esté bien en este aspecto, pero sí sugiere que tal vez el modelo americano podría ser un modelo a imitar en otras partes de la Iglesia", puntualiza. 

Escuchar unos a otros y sobre todo al Espíritu Santo 

Otro de los temas que el Papa ha subrayado con bastante constancia es escucharse unos a otros, algo esencial para la sinodalidad.

"Pero lo que surge con particular claridad en el documento preparatorio de este año es que la primera y más importante escucha que emprendemos no es la de los demás, sino la del Espíritu Santo. Y si nos escuchamos unos a otros, es para que juntos podamos discernir la voz del Espíritu. Creo que esto es una corrección importante a la tendencia del año pasado de interpretar la sinodalidad de una manera congregacionalista o democrática, como si la Iglesia estuviera gobernada por el consenso que surge del diálogo entre los bautizados. Esta vez, se saca a la luz la dimensión más sólidamente sobrenatural de la sinodalidad", expresa con firmeza. 

“Conversaciones en el Espíritu”

En este sentido, explica algunas cuestiones del método utilizado a lo largo del proceso sinodal, es decir, las llamadas “conversaciones en el Espíritu”.

Y dice: "El  Instrumentum  afirma, con bastante valentía, que este método fue prácticamente celebrado por todos. Yo, por mi parte, no compartiría un entusiasmo tan desenfrenado. En el lado positivo, el método nos obliga, en momentos clave de la conversación, a hacer una pausa y orar. Todo esto es bueno, y por razones tanto prácticas como espirituales. Además, al insistir en que cada miembro del círculo de discusión está obligado a hacer una declaración inicial sustancial, se evita la posibilidad de que los participantes más extrovertidos y articulados dominen la conversación".

Desacuerdo creativo 

Por la parte negativa, el obispo Barron descubrió "que el control estricto sobre el diálogo y la hiperinsistencia en la escucha mutua a menudo hicieron que las cosas fueran un poco forzadas y evitaron un verdadero intercambio, discusión y compromiso con los temas. Tal vez fue bueno que nos escucháramos bastante en la primera ronda, pero tengo la esperanza de que podamos llegar a algún desacuerdo creativo esta vez". 

Por último, se despide de la siguiente manera: "Dicho esto, me voy a Roma con verdaderas ganas y entusiasmo. ¿Puedo pedirles a todos ustedes, por favor, que oren por los cientos de personas que nos reuniremos en el Aula Pablo VI para escuchar, hablar, argumentar y decidir, todo bajo la mirada del sucesor de Pedro?".