Mientras sigue persiguiendo comunidades cristianas y demoliendo templos

China exige al Vaticano que rompa con Taiwan para mejorar las relaciones

El régimen comunista espera que la Iglesia Católica adopte “una actitud más flexible y pragmática”, y que no interfiera en los nombramientos de obispos en el país

Un bandera de China en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
Un bandera de China en la Plaza de San Pedro del Vaticano.

Uno de los países en los que los católicos encuentran más dificultades para practicar su religión es China. Las relaciones entre la dictadura comunista y el Vaticano siempre han sido tirantes, aunque ahora el Papa Francisco haya iniciado un acercamiento al que el gobierno chino ha respondido.

Esta semana se celebró la 9ª Asamblea Estatal de Representantes Católicos Chinos, de la iglesia “oficialista”, y el jefe de la Administración Estatal de Asuntos Religosos, Wang Zuoan, aprovechó para lanzar un mensaje dirigido a Roma.

Este responsable del régimen chino aseguró que el gobierno de Xi Jinping está dispuesto a dialogar con el Vaticano, siempre con el objetivo de reducir diferencias y ampliar el terreno del acuerdo en cuestiones relevantes que enfrentan a Pekín con la Santa Sede.

Por un lado, dijo que China espera “que el Vaticano adopte una actitud más flexible y pragmática y tome medidas reales para crear condiciones beneficiosas para mejorar las relaciones” entre las dos autoridades, que además podrían revertir en beneficios para los católicos de China, que aún son perseguidos por la dictadura comunista.

Pero desde el gobierno chino insistieron en que para acercar posturas con China, el Vaticano debe cortar las relaciones diplomáticas que mantiene con Taiwan, la isla en la que se refugiaron las autoridades chinas que fueron expulsadas por la Revolución de Mao Zedong.

La otra exigencia hacia la Iglesia Católica que han reiterado es que no puede interferir en “asuntos internos”, una expresión que en este asunto China utiliza para negar al Vaticano la capacidad de nombrar a los obispos chinos.

Y es que desde hace décadas existe una iglesia católica “oficial”, la Asociación Patriótica Católica China que sigue directrices del gobierno, y una iglesia clandestina que mantiene la obediencia a Roma y al Papa.

Las autoridades chinas están tratando de ganarse a las comunidades católicas que están fuera de su control, al mismo tiempo que continúa cerrando e incluso demoliendo los templos católicos no oficiales.

La estrategia de acercamiento y apertura que ha dejado entrever el Papa Francisco con algunos gestos hacia China no han gustado a eclesiásticos como el cardenal Joseph Zen Ze-kiun, ex obispo de Hong-Kong. Aseguró que desde Roma estaban siendo muy ingenuos en sus gestos hacia el régimen comunista y que en vez de rendirse y “traicionar a Jesucristo”, la Iglesia Católica tenía que alentar y animar a los católicos chinos a ser valientes y mantener su fe.

 

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