El Brasil que deja el Papa Francisco, a punto de votar una ley que admite el uso de un potente medicamento abortivo. Falta la firma de la presidenta

Solo si las numerosas referencias en defensa de la vida que ha hecho el Papa Francisco durante esta jornada han cambiado el parecer del Gobierno, no se sancionará la ley aprobada por el parlamento el 4 de julio y que supone, de facto, vía libre a los abortos con una medicación muy potente que provoca contracciones con solo asegurar la mujer que ha sufrido un abuso sexual.

Está previsto que este 2 de agosto, solo unos días después de que el Papa Francisco abandone Río de Janeiro tras la Jornada Mundial de la Juventud, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, exprese su aprobación a un proyecto de ley, el PLC 3/2013, que ya ha pasado el pertinente trámite parlamentario cuando se aprobó en el Congreso el pasado 4 de julio.

El problema de la normativa que pasó el trámite parlamentario es que, según denuncian más de 20 agrupaciones provida, está redactada con un lenguaje tal que muchos diputados, la mayoría de ellos contrarios al aborto, no percibieron dónde está el "coladero" en este caso.

Se trata del punto que establece que las mujeres recibirán una potente píldora abortiva que genera contracciones para expulsar al feto, siempre que asegure que ha sufrido algún tipo de violencia sexual. Dado que la normativa no exige que la mujer presente certificado o denuncia, se convierte, de hecho, en una vía para admitir el aborto en cualquier ocasión.

 

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