Carta pastoral del 1 de octubre

Cañizares: “No salgo de mi asombro por el proyecto de ley LGTBI"

El arzobispo de Valencia nunca pensó que la iniciativa presentada por Podemos “fuera refrendada por el Congreso”

Pablo Iglesias en una manifestación del orgullo gay.
Pablo Iglesias en una manifestación del orgullo gay.

En su carta pastoral de 1 de octubre, a la que ha tenido acceso Religión Confidencial, el arzobispo de Valencia, el cardenal Antonio Cañizares, afirma que nunca pensó que “una ley como ésta, con el texto tal y como se presentó y ha sido aprobado, pudiera ser refrendada por el Congreso de los Diputados que es sede y portavoz de la democracia y de la nación a la que representan los diputados en el Congreso”. La carta lleva por título “No salgo de mi asombro”.

El PP se abstuvo en la votación del 19 de septiembre para tramitar la ley, y alegó que prepara una enmienda a la totalidad, una “ley propia”; y Ciudadanos votó a favor del proyecto. Sólo el diputado navarro Carlos Salvador, de UPN, votó en contra.

Cañizares critica el proyecto de ley contra la discriminación por orientación sexual de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, transgéneros e intersexuales (LGTBI) presentado por Podemos.  

Al diputado que votó en contra, Carlos Salvador, dedica el arzobispo de Valencia unas letras de apoyo en su carta pastoral, subrayando que es una postura que le honra, “muy digna de alabanza por su valentía y valor, por su coherencia y su autoridad moral (…) que no están siendo muy habituales, para desgracia en nuestra sociedad relativista”.

Acabar con discriminaciones sexuales 

El arzobispo de Valencia comparte la postura de “acabar con las discriminaciones y presiones múltiples que puedan estar sometidas personas transexuales, homosexuales, lesbianas…pero ¿por qué, además de éstas, no se tienen en cuenta todas las personas que sufren discriminación, que son tantas, por ejemplo, las que en virtud de esta legislación podrán ser discriminadas injustamente?”

Para Cañizares, esta ley “impide la democracia y va en contra de un gran número de derechos, algunos de ellos fundamentales, entre otros el derecho a la igualdad, el derecho a la libertad religiosa y de conciencia, el derecho de expresión, el derecho a la protección de la salud, el derecho a la libertad de educación, el derecho de los padres  a la educación moral y religiosa que elijan para sus hijos, el derecho a la integridad física y moral, el derecho de presunción de inocencia y el de seguridad jurídica”.

Los denominados “nuevos derechos”

“La defensa de los llamados nuevos derechos, ligados todos ellos a la ideología de género, no pueden servir nunca de excusa en un país democrático, para vulnerar derechos fundamentales del conjunto de sus ciudadanos”, afirma el cardenal.

Destaca Cañizares que “no caben privilegios ni para los heterosexuales, como tampoco para los llamados LGTBI. Todos son seres humanos, independientemente de su orientación sexual, y gozan de los mismos derechos y obligaciones”

Llega a calificar esta ley como “liberticida, una ley inicua, que va en contra del hombre y del bien común, una ley además dictatorial y totalitaria”, y la compara con el comunismo en los países del telón de acero en donde “todos debían seguir la ideología del poder el que no la compartiese y siguiese era sujeto de reprobación, de persecución, de vigilancia y de penas”.

Cañizares afirma que esta ley no va encaminada a combatir la discriminación, sino a implantar a todos los niveles la ideología de género, “la más nefasta hasta ahora de todas las ideologías”.

 

Comunismo y nazismo

Una prueba de lo que argumenta Cañizares sobre el carácter dictatorial de esta ley es la creación de la Agencia Estatal contra la discriminación por orientación sexual, identidad de género, expresión de género y características sexuales, “que no existe en ninguna parte del mundo nada similar”.

Esta Agencia Estatal tendrá competencias en información, coacción, inspección, instrucción, resolución y ejecución de los expedientes sancionadores, “y para colmo esta Agencia estaría dirigida por el propio colectivo LGTBI para asegurar que no quepa disidencia. ¿Qué es todo esto, a qué suena, a regímenes comunistas, nazis o fascistas redivivos?”, destaca Cañizares.

Acaba su carta el arzobispo de Valencia con un párrafo especialmente significativo: “Creía que estaba o vivía en una democracia. Pero descubro que estaba equivocado. Y esto, y más cosas, se aprobaron la semana pasada. No salgo ni puedo salir de mi asombro, de verdad y lo siento”.


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