Se vota en mayo despenalizar los supuestos del aborto

Contra todo pronóstico, los partidarios de la vida aún podrían ganar el referéndum de Irlanda

“Si perdemos, el último gran baluarte provida en Europa Occidental habrá caído”, afirma el director del Instituto Religión y Sociedad irlandés

David Quinn.
David Quinn.

La batalla para salvar el derecho a la vida de los no nacidos está en marcha en Irlanda. Este país celebrará un referéndum sobre el aborto a finales de mayo para decidir sobre los supuestos en los que las mujeres pueden abortar, dado que en la actualidad solo se permite la interrupción del embarazo en caso de peligro para la vida de la madre.

“Es una lucha que resonará en Gran Bretaña. Si los que estamos en el lado provida ganamos, será una gran oportunidad para el movimiento a favor de la vida en todas partes. Si perdemos, el último gran baluarte provida en Europa Occidental habrá caído. Este es el objetivo del multimillonario húngaro-americano George Soros que ha dado 150,000 dólares a Amnistía Irlanda con el fin de anular la actual ley”, afirma David Quinn. fundador y director de The Iona Institute y publica Catholic Herald.

Los irlandeses votarán si quieren derogar la Octava enmienda de la Constitución que garantiza el mismo derecho a la vida para la madre y para el feto. La actual Ley, aprobada en 1983, prohíbe la interrupción voluntaria del embarazo en casos de violaciones, incestos y anomalías fetales.

Quinn es también columnista del Sunday Times y de Irish Catholic. El fundador del Instituto sobre Religión y Sociedad explica que el gobierno no quiere retrasar el referéndum para que no se vayan de vacaciones los estudiantes que seguramente votarán por la derogación de la Octava enmienda. Si la votación se realiza en otoño, será poco después de la visita del Papa con motivo del Encuentro Mundial de las Familias a finales de agosto. 

El derecho de los no nacidos

“En 1983, los irlandeses votaron a favor de introducir una cláusula pro vida en nuestra Constitución por una mayoría de dos a uno. Se trata del artículo 40.3.3 que dice: “El Estado reconoce el derecho a la vida de los no nacidos y, teniendo debidamente en cuenta el derecho igual a la vida de la madre, garantiza en sus leyes el respeto y, en la medida de lo posible, sus leyes defenderán ese derecho”, recuerda Quinn.

El articulista insiste que, con esta sección, la constitución irlandesa hace que el niño no nacido “sea uno de nosotros. El Artículo 40.3.3 no subordina la vida de la madre a la del niño por nacer, y permite que la madre se salve donde su vida está en peligro, incluso si eso significa que el niño por nacer morirá. La sección no tiene en cuenta otros casos indudablemente difíciles, como la violación o bebés con enfermedades tales que es probable que mueran poco después del nacimiento”, subraya el activista provida.

Quinn resalta que los medios irlandeses han publicado dese 1983 casos difíciles de presuntas víctimas de violación o de mujeres que han viajado a Inglaterra para abortar. Sin embargo, desvela que estos medios no han hablado del aborto eugenésico, selectivo por sexo, destrucción de los cuerpos de fetos abortados, bebés que fallecen por abortos fallidos, los graves fallos de salud de ciertas clínicas, que se produce en Gran Bretaña.

Ley más permisiva que en Inglaterra

La ley propuesta para reemplazar la Octava enmienda permitiría el aborto si se solicita antes de las 12 semanas y por los mismos motivos que en Gran Bretaña, es decir por “salud mental y física”.  Según Quinn, esta ley se presenta como una propuesta moderada cuando en su opinión es incluso más permisiva que la ley británica. 

La tarea del movimiento provida es persuadir al público sobre lo que está en juego. Una clara mayoría de los irlandeses cree que la Octava enmienda debería ser reemplazada por alguna menos restrictiva para favorecer a los casos difíciles”, dice el articulista que afirma que esta normativa podría conllevar a una más liberal.

Encuestas

Las encuestas muestran que entre el 50 y el 55 por ciento de los votantes apoyan la propuesta actual del gobierno (modificar la Octava enmienda) frente al 30 por ciento que no quiere modificarla y el resto no está decidido.

 

“Esto podría parecer una buena noticia para el gobierno, pero no lo es, porque en las campañas de referéndum, el lado opuesto al cambio casi siempre triunfa. Incluso en el referéndum sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo de 2015, la brecha comenzó en 50 puntos y al final fue de 24 puntos. Esta vez está comenzando en alrededor de 20 a 25 puntos”, explica Quinn.

En su opinión, esto le da al bando pro-vida una oportunidad de ganar porque, cuando la campaña se intensifica, más y más personas se darán cuenta de que hay otro punto de vista aquí, y lo que el gobierno quiere hacer es “retirar por completo la protección constitucional del no nacido y dejar esa categoría de ser humano a merced de los futuros legisladores. Es probable que los votantes terminen con esto al final, lo que sería una victoria rotunda para el movimiento pro-vida en todas partes”.



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