Lecturas de hoy. Martes 4 de junio de 2024

“Sino que enseñas el camino de Dios según la verdad”. La vida cristiana es un continuo discernimiento entre la verdad y la mentira. Jesús, Camino, Verdad y Vida, se ofrece para hacer con nosotros el camino. Tomar su mano es abrirse a su palabra y seguir sus pasos.

Capilla Mayor – Catedral de Málaga
  1. Primera lectura
  2. Salmo Responsorial
  3. Evangelio
  4. Comentario

Lecturas del Martes de la IX Semana del Tiempo Ordinario

Martes

Primera lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro (3,12-15a.17-18):

Esperad y apresurad la venida del Señor, cuando desaparecerán los cielos, consumidos por el fuego, y se derretirán los elementos. Pero nosotros, confiados en la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva en que habite la justicia. Por tanto, queridos hermanos, mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que Dios os encuentre en paz con él, inmaculados e irreprochables. Considerad que la paciencia de Dios es nuestra salvación. Así, pues, queridos hermanos, vosotros estáis prevenidos; estad en guardia para que no os arrastre el error de esos hombres sin principios, y perdáis pie. Creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, a quien sea la gloria ahora y hasta el día eterno. Amén.


Palabra de Dios

Vídeo del día

El príncipe François de Luxemburgo,
entusiasmado con el papa Francisco

 

Salmo Responsorial

Sal 89

R/. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación

Antes que naciesen los montes
o fuera engendrado el orbe de la tierra,
desde siempre y por siempre tú eres Dios. 

R/. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación

Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán.»
Mil años en tu presencia
son un ayer, que pasó; una vela nocturna. 

R/. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación

Aunque uno viva setenta años,
y el más robusto hasta ochenta,
la mayor parte son fatiga inútil,
porque pasan aprisa y vuelan. 

R/. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación

Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Que tus siervos vean tu acción,
y sus hijos tu gloria. 

R/. Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación

Lectura del santo evangelio según san Marcos (12,13-17):

En aquel tiempo, enviaron a Jesús unos fariseos y partidarios de Herodes, para cazarlo con una pregunta. Se acercaron y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y que no te importa de nadie; porque no te fijas en lo que la gente sea, sino que enseñas el camino de Dios sinceramente. ¿Es lícito pagar impuesto al César o no? ¿Pagamos o no pagamos?»
Jesús, viendo su hipocresía, les replicó: «¿Por qué intentáis cogerme? Traedme un denario, que lo vea.»
Se lo trajeron. Y él les preguntó: «¿De quién es esta cara y esta inscripción?»
Le contestaron: «Del César.»
Les replicó: «Lo que es del César pagádselo al César, y lo que es de Dios, a Dios.»
Se quedaron admirados.

Palabra del Señor

Comentario

El programa narrativo de los evangelios se construye en parte sobre el creciente endurecimiento de corazón de los que primero debían haber aceptado a Jesús. Vista con la perspectiva que nos da ser lectores y espectadores con una cierta distancia y recorrido, su actitud se nos antoja no solo necia sino hasta incomprensible. Sin embargo, ¿podemos decir, acaso, que nosotros no nos hemos comportado en ocasiones como ellos? Dice Pablo en su Carta a los Romanos: “a ellos pertenece la adopción de hijos y la gloria y la alianza y la legislación y el culto y las promesas” (Rm 9,4) ¿Cómo es posible que después de haber recibido tanto estén como ciegos ante las palabras y las obras de nuestro Señor?

Es constante de toda la Sagrada Escritura la afirmación de que, quien se cierra voluntaria y conscientemente a la verdad, al Evangelio, cae en manos de una fuerza de engaño que le lleva a creer en la mentira (Rm 11,8; 2Ts 2,11). La consecuencia es que la propia vida se construye sobre unos cimientos que no existen y con una meta errónea. La actitud de estos que se acercan a Jesús refleja bien esto. Hacen una alabanza hipócrita y, al mismo tiempo, una pregunta capciosa. ¡Qué contraste entre la verdad y la mentira!

“La verdad os hará libres” (Jn 8,32), “el que crea y sea bautizado se salvará” (Mc 16,16). Estas afirmaciones nos muestran el camino. De los que se acercan a Jesús en el evangelio de hoy se podría predicar la “impiedad e injusticia de los hombres que tienen aprisionada la verdad en la injusticia” (Rm 1,18). Pero al final la verdad siempre se impone y toda mentira será revelada como tal: “nada hay oculto que no vaya a ser descubierto” (Mt 10,26). Esa verdad es y será juicio para los que amaron la mentira y la injusticia. Aunque la verdadera actitud del corazón quede maquillada por cuestiones de palabras, Dios sabe lo que hay ahí de verdad. Y según eso se construye. Jesús nos muestra ese camino de Dios según la verdad, el camino que lleva a la vida: “hijos míos, no amemos de palabra ni con la boca, sino con obras y de verdad” (1Jn 3,18), como Jesús nos ha dicho y mostrado con su vida.