Los mensajes más destacados del Papa en Hungría: advierte contra la ideología de género y la mundanidad entre los religiosos

Francisco recuerda a los jóvenes algo que les falta, debido en gran parte al móvil: el silencio

El Papa Francisco saluda a la Presidenta de Hungría, Katalin Novák.
Los mensajes más destacados del Papa en Hungría: advierte contra la ideología de género y la mundanidad entre los religiosos.
  1. Segunda vez en Hungría 
  2. Ideología de género e inmigración 
  3. Con obispos, sacerdotes y religiosos 
  4. Con los pobres y refugiados 
  5. Con los jóvenes 
El Papa Francisco saluda a la Presidenta de Hungría, Katalin Novák.
El Papa Francisco saluda a la Presidenta de Hungría, Katalin Novák.

Hoy concluye el 41º Viaje Apostólico Internacional del Papa Francisco, esta vez a Hungría, donde ha permanecido tres días en Budapest, del 28 al 30 de abril. Durante la jornada de hoy celebrará la Santa Misa en la Plaza Kossuth Lajos, (Budapest), y mantendrá un encuentro con el mundo universitario y de la cultura en la Facultad de Informática y Ciencias Biónicas de la Universidad Católica Péter Pázmány. 

Segunda vez en Hungría 

Es la segunda vez que Francisco viaje a Hungría, después del encuentro con los fieles del país con motivo del Congreso Eucarístico Internacional en septiembre 2021. Es el segundo pontífice que visita esta nación tras las dos visitas de san Juan Pablo II en 1991 y 1996, 

Junto con el Papa a bordo del Airbus A320neo de Ita Airways, a cero impacto ambiental CO2, viajan unas 75 personas entre periodistas, fotógrafos, productores, camarógrafos y técnicos de distintas nacionalidades y una tripulación de tres pilotos y seis asistentes de vuelo, informa Vatican News. 

Ideología de género e inmigración 

Estos son los mensajes más destacados del Papa en Hungría: 

  • Con las autoridades, representantes de la sociedad civil y el cuerpo diplomático: “En este momento histórico Europa es fundamental. Gracias a su historia, representa la memoria de la humanidad y, por tanto, está llamada a desempeñar el rol que le corresponde: el de unir a los alejados”. 
  • “Es esencial volver a encontrar el alma europea: el entusiasmo y el sueño de los padres fundadores, estadistas que supieron mirar más allá del propio tiempo, de las fronteras nacionales y las necesidades inmediatas, generando diplomacias capaces de recomponer la unidad, en vez de agrandar las divisiones”.
  • "Cuán hermoso sería construir una Europa centrada en la persona y en los pueblos, donde haya políticas efectivas para la natalidad y la familia -buscadas con atención en este país-; donde naciones diversas sean una familia en la que se vela por el crecimiento y la singularidad de cada uno. El puente más famoso de Budapest, el de las cadenas, nos ayuda a imaginar una Europa así constituida por muchos anillos grandes y diferentes, que encuentran su propia firmeza al formar juntos vínculos sólidos”.
  • "Pienso, por tanto, en una Europa que no sea rehén de las partes, volviéndose presa de populismos autorreferenciales, pero que tampoco se transforme en una realidad fluida, o gaseosa, en una especie de supranacionalismo abstracto, que no tiene en cuenta la vida de los pueblos. 
  • Este es el camino nefasto de las “colonizaciones ideológicas”, que eliminan las diferencias —como en el caso de la denominada cultura de la ideología de género—, o anteponen a la realidad de la vida conceptos reductivos de libertad —por ejemplo, presumiendo como conquista un insensato “derecho al aborto”, que es siempre una trágica derrota—.
  • Y en esto, “la fe cristiana ayuda, y Hungría puede hacer de ‘pontonero’ valiéndose de su específico carácter ecuménico; aquí diversas confesiones conviven sin antagonismos, colaborando respetuosamente, con espíritu constructivo”.
  • Pensando en Cristo presente en tantos hermanos y hermanas desesperados que huyen de los conflictos, la pobreza y los cambios climáticos, necesitamos afrontar el problema sin excusas ni dilaciones. Es un tema que debemos afrontar juntos, comunitariamente, porque en el contexto en que vivimos, las consecuencias, tarde o temprano, repercutirán sobre todos.
  • La acogida es un tema que suscita numerosos debates en nuestros días y sin duda es complejo. Sin embargo, la actitud de fondo para los cristianos no puede ser diferente de lo que transmitió san Esteban, después de haberlo aprendido de Jesús, que se identificó con el extranjero necesitado de acogida (cf. Mt 25,35).
Con obispos, sacerdotes y religiosos en Budapest.
Con obispos, sacerdotes y religiosos en Budapest.

Con obispos, sacerdotes y religiosos 

  • Con obispos, sacerdotes y religiosos: Nuestra vida, por muy marcada que esté por la fragilidad, está firmemente puesta en sus manos. Si lo olvidamos, también nosotros, pastores y laicos, buscaremos medios e instrumentos humanos para defendernos del mundo, encerrándonos en nuestros confortables y tranquilos oasis religiosos; o, por el contrario, nos adaptaremos a los vientos cambiantes de la mundanidad y, entonces, nuestro cristianismo perderá vigor y dejaremos de ser sal de la tierra. Volver a Cristo, que es el futuro, para no caer en los vientos cambiantes de la mundanidad, que es lo peor que le puede pasar a la Iglesia: una Iglesia mundana.
  • Cuidado con el proceso de mundanización. Caer en la mundanidad es quizá lo peor que le puede pasar a una comunidad cristiana. Vemos que incluso en este país, donde la tradición de la fe permanece firmemente arraigada, asistimos a la difusión del secularismo y de lo que le acompaña, que a menudo corre el riesgo de amenazar la integridad y la belleza de la familia, de exponer a los jóvenes a modelos de vida marcados por el materialismo y el hedonismo, y de polarizar el debate sobre nuevas cuestiones y desafíos.
  • “Sean acogedores, sean testigos de la profecía del Evangelio, pero sobre todo sean mujeres y hombres de oración, porque la historia y el futuro dependen de ello. Les doy las gracias por su fe y su fidelidad, por todo lo bueno que tienen y que hacen. No puedo olvidar el testimonio valiente y paciente de las hermanas húngaras de la Sociedad de Jesús, a las que conocí en Argentina, después de que abandonaran Hungría durante la persecución religiosa. Me hicieron mucho bien”.

Con los pobres y refugiados 

  • Con los pobres y refugiados: La fe verdadera, en cambio, es aquella que incomoda, que arriesga, que hace salir al encuentro de los pobres y capacita para hablar con la vida el lenguaje de la caridad. Como afirma san Pablo, podemos hablar muchas lenguas, poseer sabiduría y riquezas, pero si no tenemos caridad no poseemos nada y no somos nada.
  • Este es el testimonio que se nos pide: la compasión hacia todos, especialmente hacia los que están marcados por la pobreza, la enfermedad y el dolor. Necesitamos una Iglesia que hable con fluidez el lenguaje de la caridad, idioma universal que todos escuchan y comprenden, incluso los más alejados, incluso los que no creen.

Con los jóvenes 

  • Con los jóvenes: "Dios perdona siempre". El Papa ha pedido como se decía esta frase en húngaro a ha pronunciado en húngaro y se la ha hecho repetir al unísono a todos los jóvenes provocando un eco en todo el Estadio.
  • Jesús no se hace grande pasando por encima de los demás, sino abajándose hacia los demás; no a costa de los demás, sino sirviendo a los demás, se alegra de que alcancemos grandes metas. No nos quiere vagos y perezosos, no nos quiere callados y tímidos; nos quiere vivos, activos, protagonistas. Jesús estaría de acuerdo con un proverbio de ustedes: Aki mer az nyer [El que no arriesga, no gana]”.
  • “Hoy en día existe la gran tentación de conformarse con un celular y algunos amigos. Pero, aunque eso es lo que hacen muchos, aunque eso es lo que te gustaría hacer, no hace bien”. Al igual que “no hace bien” vivir con prisas, con frenesí y velocidad, por ello el Papa les recuerda que hay algo esencial que les falta hoy a los jóvenes, y también a los adultos: el silencio​. 
  • “El silencio nos da la posibilidad de leer una página del Evangelio que le hable a nuestra vida; de adorar a Dios, encontrando así la paz en nuestro corazón. El silencio te permite escoger un libro que no estás obligado a leer, pero que te ayuda a leer el corazón humano; a observar la naturaleza para no estar sólo en contacto con las cosas hechas por el hombre y descubrir así la belleza que nos rodea”. Pero – aquí la advertencia del Papa – “el silencio no es para quedarse pegado al celular y a las redes sociales. No, por favor. La vida es real, no virtual; no sucede en una pantalla, ¡sino en el mundo!”. "¡Por favor no virtualizar la vida que es concreta!
  • El silencio, pues, es la puerta de la oración, y la oración es la puerta del amor – explica el Pontífice. Por ello, les aconseja que, cuando recen, “no tengan miedo de llevar a Jesús todo lo que pasa en su mundo interior: los afectos, los miedos, los problemas, las expectativas, los recuerdos, las esperanzas" y ha asegurado que la oración "es diálogo" y "es vida” y que rezar "no es aburrido", somos nosotros los que lo hacemos aburrido. 
El Papa con los jóvenes en Hungría.
El Papa con los jóvenes en Hungría.

 

 

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