El Papa tiene 76 años, pero la vitalidad de un adolescente, tal como quedó evidenciado en la última Jornada Mundial de la Juventud. Tal vez le deba su energía asombrosa a un desayuno "poderoso". Según fuentes del Vaticano, el pontífice acompaña la comida más importante del día con un suplemento de aceite de krill, un crustáceo antártico, rico en omega 3 y enriquecido con vitamina D3, antioxidante.