Los católicos asiáticos repiten candidato al Premio Nobel de la Paz

La vida de los católicos en Asia no es sencilla. Pero su testimonio de fe y su compromiso a favor del pueblo y de la paz les han granjeado las simpatías de la comunidad internacional. El anterior obispo de Timor Oriental, el salesiano Ximénez Belo, recibió el Premio Nobel de la Paz en 1996 por su labor en el conflicto que asolaba a su nación tras la independencia de Indonesia. Ahora, el sacerdote vietnamita Nguyen van Li ha sido propuesto en esa misma categoría para el galardón que se reparte en el ayuntamiento noruego de Oslo. ¿La razón? La defensa de los derechos humanos, la libertad religiosa y la oposición a la revolución comunista que instaló la dictadura que subyuga la zona desde hace más de 35 años.

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